En enero de 1930 el Gobierno de Primo de Rivera es sustituido por el de Berenguer que inicia una liberalización del sistema, decretando en febrero una amnistía, con la consiguiente liberación de los presos políticos. Esta actitud tolerante que el Gobierno Berenguer manifiesta va a permitir una mayor actividad de los partidos y de las organizaciones obreras, consintiéndose, pese a que la previa censura de prensa no se suprime hasta el mes de septiembre, declaraciones públicas que no hubieran tenido cabida en la pasada Dictadura.
El Partido Comunista, aprovechando esta actitud gubernamental, celebra en marzo de 1930, la denominada “Conferencia de Pamplona”, aunque debido a su clandestinidad, y por motivos de seguridad se celebra realmente en Bilbao, manteniéndose, en líneas generales y sin cambios perceptibles su política de “Gobierno Obrero y Campesino”, así como la línea insurreccional[1]. Sin embargo, la resolución sindical[2] que proponía la construcción de sindicatos con control directo de los comunistas, formando “Comités para la Reconstrucción de la C.N.T.” generó una fuerte oposición de varias Federaciones, entre las que se encontraba la de Andalucía. No obstante, la propuesta, que además se adecuaba a las tesis de la Internacional Comunista[3], será aprobada y se pondrá en marcha la actuación sindical acorde a la misma, creándose la denominada “Unión Regional de Sindicatos Andaluces” que solicitó y obtuvo la incorporación a la Internacional Sindical Roja.
Esta política sindical venía siendo aplicada en Sevilla con anterioridad a la celebración de la Conferencia, pero obtuvo nulos resultados por cuanto de Federación Local de la Confederación Nacional del Trabajo no permitió la infiltración de elementos afines al comunismo.
Al mismo tiempo la C.N.T., en su Pleno celebrado los días 17 y 18 de abril, declara su hostilidad a la monarquía, sin que su legalidad, a nivel provincial, autorizada el 30 del mismo mes, sirva para modificar su actitud[4].
[1] Archivo Histórico del Partido Comunista de España. Resolución de la Conferencia Nacional del PCE sobre la política de su Comité Ejecutivo. Pamplona . Film III, apartado 48.
[2] Ibídem.
[3] La estipulación novena de las condiciones de ingreso de los partidos en la Internacional Comunista establece:
“Cada uno de los partidos que deseen pertenecer a la Internacional Comunista tiene la obligación de realizar una labor comunista sistemática e insistente dentro de los sindicatos, de las cooperativas y de otras organizaciones obreras de masas. En el seno de los sindicatos es necesario formar células comunistas que, mediante un trabajo prolongado y tesonero, deben conquistar dichas organizaciones para la causa del comunismo. Estas células tienen el deber de desenmascarar en toda su labor cotidiana la traición de los socialpatriotas y la vacilaciones del “centro”. Estas células comunistas deben estar completamente subordinadas al conjunto del partido.”
[4] Malerbe, Pierre “ La Dictadura”, en Tuñón de Lara, Manuel “la Crisis del Estado. Dictadura. República. Guerra (1923-1929)”. Pág. 94.
Javier Tusell fecha en cambio la legalidad provincial de la C.N.T en Mayo.
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