7/19/2015

Relativismo y particularismo histórico. Boas

La definición de Tylor fue retomada y reelaborada, con más o menos añadidos y aciertos, por numerosos autores, fundamentalmente británicos y americanos. Será en las universidades de Estados Unidos donde comience una tendencia que marcará la historia de la cultura durante gran parte del siglo XX: el relativismo. Esta posición viene a romper la línea argumental del evolucionismo de Morgan y supone un cambio completo respecto a la definición de Tylor. La figura central de la escuela del particularismo histórico es Franz Boas. Ya a finales del siglo XIX, en 1887, Boas debate con Otis Mason (citado por Trigger; 1992) sobre el criterio de exposición museológica de los materiales que se estaban acumulando en los museos norteamericanos. En su opinión debían ser expuestos según áreas geográficas y no por secuencias evolutivas, siguiendo, en cierto sentido, los criterios difusionistas de las áreas culturales como explica en su Libro “Franz Boas: textos de antropología” (2008), concretamente en el capítulo que titula “Los principios de la clasificación etnológica”. Este texto supone un primer cuestionamiento de las teorías evolucionistas al que acompañó “Las limitaciones del método comparativo”, otro capítulo de su libro, una crítica y un cambio de finalidad en el método, más cercano al difusionismo que al darwinismo social.  Lo primero que Boas se plantea es la necesidad de separar los ejemplos de convergencia de los de evolución paralela, al mismo tiempo afirmaba la existencia de (Harris, 1993; Pág. 224) “ muchas y notables semejanzas culturales que no podían explicarse por difusión”. No es posible construir un gran sistema de evolución que incluya a toda la humanidad en diferentes etapas de una única fórmula de desarrollo. Ahora bien, no podemos afirmar que Boas fuera antievolucionista, simplemente entendía que la difusión estaba más extendida que la invención independiente. La evolución de las diferentes culturas de los pueblos eran un problema histórico y como tal debía ser tratado. Con ese sin se dispuso a desarrollar un nuevo método: el histórico. El método consistía en realizar un estudio detallado de la forma de vida y, a ser posible, la historia del grupo humano objeto de estudio, compararlo con un estuio similar de los grupos vecinos dentro de las mismas áreas geográficas y, finalmente, intentar buscar leyes del desarrollo cultural. Pese a la búsqueda nomotética en el método histórico Boas era especialmente escéptico sobre su descubrimiento, aunque esto no signifique que, como nos dice Harris(1993; Pág. 225), “que […] se erigiera conscientemente  en defensor de la preposición de que en la historia no existen regularidades, sino más bien que era consciente de que el alcance de las regularidades se había sobreestimado groseramente”. Boas afirma (1993; Pág. 31-32):
"Un estudio detallado de las costumbres en su relación con la cultura total de la tribu que las practica, en conexión con una investigación de su distribución geográfica entre las tribus vecinas, nos suministra casi siempre un medio para determinar con considerable exactitud las causas históricas que condujeron a la formación de las costumbres en cuestión y a los procesos psicológicos que actuaron en su desarrollo. Los resultados de las investigaciones conducidas a través de este método pueden ser triples. Pueden revelar las condiciones del medio ambiente que han creado o modificado los elementos culturales; pueden aclarar factores psicológicos que actúan en la formación de la cultura; o pueden mostrarnos los efectos que las conexiones históricas han tenido sobre el desarrollo de la cultura".
Una  vez establecido el método histórico, a finales del siglo XIX, momento en el que se produjeron los primeros acercamientos a la conceptualización científica de cultura, y en un entorno que comienza a cambiar Franz Boas desarrolla su propia definición del concepto de cultura que supondrá un cambio cualitativo respecto a los iniciales conceptos descriptivos (1964; P´g. 166):
"Puede definirse la cultura como la totalidad de las reacciones y actividades mentales y físicas que caracterizan la conducta de los individuos componentes de un grupo social, colectiva e individualmente, en relación a su ambiente natural, a otros grupos, a miembros del mismo grupo y de cada individuo hacia sí mismo. También incluye los productos de estas actividades y su función en la vida de los grupos. La simple enumeración de estos varios aspectos de la vida no constituyen, empero, la cultura. Es más que todo esto, pues sus elementos no son independientes, poseen una estructura". 
De un concepto como el de Tylor que nos presentaba a la cultura, siguiendo la línea de los evolucionistas, como singular, uniforme, progresiva y universal, avanzamos hacia la visión que refleja Boas como plural, histórica, integrada y relativa. Es evidente el abandono de la cultura jerárquica y se impone la visión de múltiples culturas, muchas de ellas conectadas y, mutuamente, influenciadas. Como afirma Xon de Ros (2007, p. 66):

 “En su obra “The primitive mind” de 1911, Boas va a sentar las bases de un nuevo paradigma metodológico y teórico en los estudios antropológicos que tendrá también una influencia decisiva no sólo para el futuro de la disciplina, sino también, fundamentalmente, para la concepción moderna del primitivo y para el estudio de la cultura en general. Rechazando el determinismo biológico y las jerarquías raciales en las que se asentaba la práctica etnográfica de sus predecesores, Boas propone una definición de cultura en términos de tradición, usos y costumbres que rompe con la interpretación de la tradición humanista, y con las nociones de superioridad e inferioridad del desarrollo evolucionista. Desde este enfoque todas las culturas son en sí mismas propiamente civilizadas”

No hay comentarios: