5/21/2012

Acciones de cultura: recuperar la interculturalidad, establecimiento de una relación dialógica con los diferentes sectores sociales, control de las sinergias.


La actual situación, a la que nos ha conducido la crisis económica y las medidas ortodoxas de control del déficit a la que todos los gobiernos europeos se han visto abocados, genera una dinámica pública con una limitadísima capacidad de actuación, orientada a acciones especialmente significativas y que llegan tras un profundo proceso de establecimiento de prioridades.
Nos queda, por tanto, incrementar nuestra capacidad de interlocución con todos aquellos sectores que son sujetos y creadores de cultura. Entiendo, en este discurso, que hemos de potenciar aquellas actuaciones que van en la línea de colaboración con las acciones de Responsabilidad Social Corporativa (en adelante RSC), como con las Organizaciones del Tercer Sector (asociaciones y fundaciones primordialmente) sin olvidar otros actores sociales como Universidad, Colegios Profesionales o Sindicatos, y dada la composición multicultural de nuestra sociedad, creo que la interculturalidad como paradigma complejo de cultura puede ser la mejor de nuestras bazas.
En la línea de recuperación del discurso de interculturalidad, entendido, no sólo como culturas étnicas distintas, sino como gestión de la diversidad, género, orientación sexual, religión, etc., propongo una actuación que genere discurso y se acerque a las diferentes inquietudes que en este momento se plantean en nuestra sociedad. Está establecido el concepto “tolerancia” como valor, sin que realmente comprendamos su verdadero significado etnocéntrico. Zygmunt Bauman analiza el concepto, desde el cambio intelectual que se produce al abandonar la modernidad y repensar nuestra sociedad desde la contingencia. La tolerancia nos remite a una situación de modernidad, donde el planteamiento filosófico[1] nos la muestra como el símbolo de conducta, pero ciertamente puede conllevar una carga de etnocentrismo. Pero la propuesta es la solidaridad reflejada como responsabilidad mutua al compartir un destino común.
No me cabe duda que los componentes más solidarios de nuestra sociedad se encuentran alineados en organizaciones solidarias. No importa realmente cual sea la figura de participación, socio o voluntario, ya que la estructura postmoderna de la sociedad del conocimiento ha modificado profundamente con sus procesos de reconstrucción las formas de compromiso social. La actividad de los más jóvenes se siente más cercana a participar en causas y acciones concretas que su pertenencia estable a grupos constituidos. Puede que en algún momento futuro represente algún problema, pero las nuevas tecnologías de la comunicación han permitido la organización de grandes movilizaciones que, eso sí responden a causas concretas, sin que se haya reflejado en las mismas la falta de liderazgo organizativo.
Esa falta de liderazgo no se refleja en las organizaciones estables del tercer sector ni en las organizaciones que desarrollan programas de RSC, por lo que debemos apoyarnos en estos liderazgos para mediante procesos de diálogo compartidos, acercar sus posturas en materia de acción cultural.
Es curioso constatar el escaso resultado obtenido en ayudas al voluntariado cultural en nuestra provincia, cuando es la más vertebrada a nivel organizativo del tercer sector y la que posee un mayor número de organizaciones de segundo nivel. Quizás el análisis consista en entender que la mayoría de las acciones y programas de voluntariado se instrumentan a través de acciones culturales (sirva como ejemplo una actividad de acercamiento a la lectura de grupos desfavorecidos ¿es una actividad social o cultural? Para mí la respuesta es obvia, la transversalidad de lo cultural impregna todas las actuaciones). Un excesivo acotamiento de la acción reduciéndola al concepto de cultura clásico aleja a las organizaciones de segundo nivel y limita la acción de numerosas organizaciones.


[1] Richard Rortry “ puede significar mera indiferencia y despreocupación derivadas de la resignación; el otro no se va a ir y no se va a volver como yo, pero no tengo manera (en este momento, por lo menos, o en un futuro previsible) de obligarlo a irse o a cambiar; Como estamos condenados a compartir tiempo y espacio, hagamos soportable y un poco menos peligrosa  nuestra coexistencia. Al ser tolerante incito a la tolerancia. Espero que mi oferta de reciprocidad sea aceptada: esa esperanza es mi única arma”

5/14/2012

Modelos de gestión descentralizada. Gestión Directa


Planificación.
Establecida en el programa la puesta en valor de diferentes espacios con el propósito de ganarlos para la comunidad y potenciar la participación, considero necesario establecer su planificación a través de un “Plan de Gestión” una carta de navegación, una herramienta dinámica, un documento que integra un conjunto ordenado de objetivos, programas, proyectos y actividades, definidos por el Ayuntamiento para llevar adelante objetivos culturales y entregar diversos servicios en su territorio, acorde a sus políticas culturales y que permita establecer un modelo de gestión.
Podemos construir el Plan tras una serie de procesos dinámicos que con templen el análisis de la realidad, su diagnóstico y su conceptualización para poder llegar a generar el modelo de gestión.

APOYO EN PROYECTOS EXISTENTES DE LA JUNTA DE ANDALUCIA.

El “Proyecto Lunar” es el primer programa de la Junta de Andalucía de apoyo integral a emprendedores de la industria creativo-cultural destinado a fomentar la creación y consolidación de empresas y empleo en el sector. Si utilizamos un modelo de gestión que confíe en empresas de gestión cultural o en gestores culturales, puede ser un buen camino de colaboración que permita además creación de empleo.

DIFERENTES MODELOS DE GESTIÓN: ANÁLISIS DE CASOS:
1.- Gestión Directa. La Gestión directa es llevada a cabo por asociaciones sin ánimo de lucro, con el objetivo de convertirse en motor dinamizador de su entorno o bien a través de gestores culturales

.9 Barris, San Martí o Cornella, basados en la experiencia de organizaciones juveniles y con participación de educadores sociales:
 “Entendemos por Gestión Directa cuando los jóvenes, como vecinos y vecinas, asumen directamente la responsabilidad que les corresponde y no delegan en las manos de otros las decisiones y acciones que a ellos y a ellas les incumbe.
Sea trabajando a través de dinero público (Gestión Cívica) o a través de la autogestión son ellos los que viven directamente la realidad sobre la que quieren incidir.
Es muy larga la lista de equipamientos y proyectos socioculturales gestionados por entidades vecinales sin ánimo de lucro: desde la okupación de la planta asfáltica que fue reivindicada y convertida en el Ateneo Popular 9 Barris, la Masía de Can Basté recuperada del
abandono para convertirse en centro cultural, el Casal de barri de Prosperitat, la Cosa Nostra en Can Peguera,; los Planes Comunitarios gestionados por Asociaciones de Vecinos en Trinitat Nova y Verdum o por Plataformas de Entidades como la de Roquetes, la zarza 9Barris Acull, la Coordinadora Cultural y un largo etcétera.
Tenemos que considerar como objetivos de la participación directa la mejora de la persona -del individuo- y la mejora de la comunidad,- el colectivo-.
En el colectivo se trata de una herramienta comunitaria, una herramienta de mejora del entorno. La participación en relación al colectivo nos da una serie de beneficios culturales, laborales, relacionales y sociales.
En todo este tipo de procesos, deben estar presentes, animadores/as y educadores/as, pues se pueden producir cambios que harán variar las funciones y tareas de la dinamización de manera rápida. Nunca podemos olvidar que las personas que participan en estos proyectos dedican su tiempo de manera voluntaria, y que la vida puede cambiar (por estudios, trabajo, pareja)y variar su tiempo de dedicación al proyecto.
El educador/a o el animador tiene que trabajar para ayudar y facilitar la participación en este tipo de modelo haciendo que los proyectos sean:
Consensuados: con una finalidad, y objetivos definidos y claros. Se tiene que saber hacia dónde se camina y qué valores describen el proyecto.
 Abiertos: con diferentes niveles y espacios de participación y decisión donde se pueda aportar y decidir sobre el funcionamiento, líneas de trabajo, de cosas concretas o generales. Espacios que pueden ser espontáneos e informales, como una conversación sobre una fotografía que deriva en la realización de una exposición colectiva, o espacios pensados y organizados como una comisión de programación.
Diversos: dónde compartiendo los mismos valores se pueda trabajar de diferentes formas. Las personas y los colectivos no tienen que participar de una única manera, ni tienen que tener el mismo nivel de implicación.
Dinámicos: con itinerarios donde la persona y los colectivos pueden desarrollar un proceso de implicación en el proyecto. Podríamos entender diferentes pasos en un itinerario como consumir una actividad, posteriormente organizar la actividad, después decidir sobre qué actividades se realizan y finalmente qué tipo de proyecto queremos.
Compartidos. La persona y el colectivo que participan tienen que compartir todo lo que implica el proyecto con el resto de miembros.
Cálidos: basados en unas buenas relaciones interpersonales donde el calor humano y hacer piña marquen el talante.
Autónomos: con independencia en las decisiones.

El centro cultural Ton i Guida-Barcelona

La Carta Municipal de Barcelona, en el título sobre “Participación ciudadana i derechos de los vecinos” (art. 34), prevé lo que define como Gestión cívica de competencias, servicios o equipamientos municipales por parte de entidades y organizaciones ciudadanas, sin animo de lucro. En nuestro caso, como ya se ha dicho anteriormente, la gestión se daba a partir de una subvención anual. Es a partir de este año que el Ayuntamiento ha sacado a concurso de oferta pública la gestión del centro Ton i Guida. A este concurso puede presentarse cualquier entidad sin ánimo de lucro de la ciudad. Con esta formula administrativa se corre el riesgo de no ganar el concurso, sea por causas administrativas (hay que presentar mucho papeleo y requerimientos legales), o porque otra asociación saca más puntos en el concurso. No obstante es un avance respecto a la subvención. Ésta es una formula con la que, a pesar de suponer un avance respecto a la subvención, no estamos de acuerdo. Pensamos, y reivindicamos, que debe de existir un sentimiento de confianza por parte del ayuntamiento que se traduzca administrativamente en la firma de un convenio, que no contrato, con la Plataforma de Entidades para la gestión del equipamiento.

AAIM (Agentes Artísticos Independientes de Madrid) Se trata de una federación que bajo las siglas AAIM (Agentes Artísticos Independientes de Madrid) se reúne distintos agentes que vienen desarrollando activamente estrategias innovadoras en la comprensión y la creación de cultura contemporánea en la Ciudad y la Comunidad de Madrid.
Actualmente lo componen: Acción!Mad, Arrebato, BRUMARIA, Espacio Menosuno, Hablar en Arte , IN-SONORA ))), La Enana Marrón, La Más Bella, Liquidación Total, Off limits.
Iniciada en 2006. En una primera etapa fue una red de colectivos con espacio físico en Madrid, posteriormente se incluyeron proyectos sin espacio. En 2010 se convierte en Federación. Continua en activo.
Integran AAIM asociaciones sin ánimo de lucro dedicadas a la gestión de proyectos de cultura contemporánea, coordinación de espacios, comisariado de eventos, edición de publicaciones, celebraciones de encuentros, emisiones de radio… En definitiva, generadores de acciones /realidades que involucran tanto a los agentes culturales como a los ciudadanos de a pié de modo horizontal y participativo, a los que mueve la necesidad de sacar a Madrid de la indiferencia y provocar cambios sustanciales en la implicación ciudadana con su propia cultura.
Principales actividades: Como Federación AAIM no tiene actividades, su función es dar visibilidad, difusión, apoyar y representar a todas las asociaciones que la integran y servir de interlocutor con las distintas administraciones de Madrid.
Persona de contacto:  Presidente: Nieves Correa (Acción!MAD), Vicepresidente: Lurdes Fernández (OffLimits), Secretario: Javier Martín (Hablar en Arte)

5/07/2012

CULTURA: ¿UNA GESTIÓN DESCENTRALIZADA?


El propio concepto de cultura nace en una profunda paradoja, una antinomia entre dos ideas dispares: por una parte un claro espíritu de conservación que pretende el mantenimiento del orden y que aflora en el mantenimiento en el tiempo de nuestro patrimonio cultural, y, por otra, en una búsqueda constante de los límites y la libertad, reflejada en la creatividad.
Ambas tendencias se reflejan en el encargo competencial que asumen las administraciones públicas pues su propia universalidad convierte tales competencias en concurrentes. El programa que, en materia de cultura, se presenta a las elecciones municipales en Málaga contiene, en mi opinión, una de las líneas más actuales e interesantes en materia de gestión cultural municipal.
Dentro de los Derechos Sociales, entre los que debemos encuadrar los Culturales, nos encontramos con que algunos Derechos consisten en una concesión de títulos, mientras que otros constituyen un añadido de provisiones que deben facultar a los más necesitados el acceso al ejercicio de tales derechos.
Estos añadidos se instrumentan a través de políticas de redistribución de recursos para paliar la desigualdad en la distribución de las oportunidades y de políticas de reconocimiento que posibilitan el ejercicio de una discriminación activa que suavice la situación de desventaja de determinado grupo.
El lugar donde la Administración Municipal coloque teóricamente el Derecho a la Cultura va a fijar las políticas culturales, entendidas como “El conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión administrativa o presupuestaria que sirven de base a la acción cultural de las Administraciones”.
Existen importantes diferencias entre el Derecho a la Cultura y el resto de los Derechos sociales basadas fundamentalmente en la desagregación de los intereses culturales, hay carencia de necesidades de carácter cultural que sean asimilables a las necesidades básicas lo que impide su expresión bajo la forma de demandas.
Cuando existe demanda, en la mayoría de los casos, proviene de grupos implicados económicamente en la gestión de la cultura o bien es generalizada e inespecífica, salvo en el caso de los equipamientos culturales.
Será por tanto el nexo con lo social y la aplicación de políticas de reconocimiento y redistribución las que orienten la política cultural, con una visión que asimila la falta de integración y marginalidad a la falta de cultura, entendiendo ésta como sinónimo de educación o formación.
Ese nexo con lo social se muestra en el programa, que refleja la cercanía con los ciudadanos estructurando los equipamientos culturales en los barrios lejos de la promoción de ramas de actividad cultural de escasa rentabilidad, generadoras de nuevos criterios de diferenciación social, por cuanto priman facetas de actividad de carácter minoritario, accesibles a personas con un amplio capital cultural, en competencia con otras actividades. Los equipamientos necesarios para esas actividades buscan más el prestigio y la representación social que ser foros de participación.
Así pues, trabajo en barrios y participación conforman la propuesta que podría verse enriquecida si se da un paso más y la gestión de esos equipamientos se pone en manos de los propios vecinos, a través de los instrumentos administrativos que lo permitan. Serían pues, equipamientos de tercera generación, basados en la participación y que atiendan a las propias necesidades del barrio en que se enclavan: centros culturales
Pequeños, manejables y múltiples que no apuesten únicamente por la difusión, que se organicen desde las necesidades de los ciudadanos, donde las ideas creativas precedan a la gestión, que desarrollen un trabajo en red flexible con sus similares y, por fin que atiendan a la diversidad y gestionen con metodología intercultural la creciente multiculturalidad de nuestra ciudad.

¿Qué entendemos por Centro Cultural?
Existen diferentes definiciones que pretenden reflejar la esencia de un centro cultural, yo particularmente prefiero establecer una serie de descriptores que nos ayuden a entender su concepto:
1.- Es un espacio abierto a la comunidad y que refleje sus intereses.
2.- Tiene carácter multidisciplinar y asume actividades de difusión, formación y apoyo a la creación.
3.- Necesita una serie de espacios básicos multifuncionales para desarrollar sus actividades y potenciar la participación activa.
4.- Una relación en red que optimice los recursos culturales del municipio.

Imagen de : CEPESRURAL

5/02/2012

Multiculturalismo o los nuevos movimientos sociales


Siguiendo el análisis del “multiculturalismo” que propone Gunther Dietz (2001), como confluencia programática de los nuevos movimientos sociales, encontramos que el elemento común que las amalgama se centra en la reivindicación de la diferencia y la diversificación de las sociedades que los acogen. Entiendo por movimiento social aquel actor colectivo que desarrolla su actuación con intención de permanencia temporal y con el objetivo de impactar sobre la sociedad. Hasta la década de los sesenta, la corriente fundamental en antropología y sociología ponía el foco de interés en la actuación del hombre como individuo capaz de generar, desde su racionalidad, la dinámica configuradora de los movimientos sociales. Ahora bien, los cambios sociales producidos, fundamentalmente tras el mayo del sesenta y ocho, generan unas dinámicas que ya no son reductibles a “una metafísica del actor” (Melucci, citado en Dietz; 2001, p. 20). Esos cambios sociales, que son estructurales, generan una nueva dimensión de los movimientos sociales que abandonan el conflicto de clase. La cultura y su dimensión simbólica, cobran mayor importancia y comienzan a aunar las reivindicaciones de los nuevos movimientos sociales.
Existen una serie de características comunes que confluyen en ellos: una estructura flexible que se expresa a través de redes sin jerarquía, autonomía total frente al resto de los actores políticos, carencia de una ideología de transformación total de la sociedad cuya mejor expresión es la denominada “life politics” según Giddens[1](1999), la especialización temática, una composición heterogénea multiclasista, y una constante focalización en la identidad.
Esta confluencia programática, será el germen del “multiculturalismo” como doctrina y como corriente académica a las que nos hemos referido con anterioridad.


[1] TítuloLa tercera vía: la renovación de la socialdemocracia
Pensamiento/Taurus Series
Taurus PensamientoAutorAnthony GiddensTraducido porPedro Cifuentes HuertasEdición5, ilustradaEditorPolity Press, 1999ISBN8430603476, 9788430603473N.º de páginas166 páginas