A lo largo del día 12 de abril se desarrollan sin incidentes
reseñables las elecciones municipales en toda España, elecciones planteadas
como una cuestión de confianza a la monarquía. Numéricamente los partidos
monárquicos ganan por un estrecho margen, pero los republicanos han obtenido
una mayoría aplastante en las grandes capitales. El procedimiento electoral
seguido es el fijado en la ley electoral de 1907[1],
que mediante la aplicación del artículo 29, pese a su evidente choque con los
artículos 2 y 84 de la misma Ley que declaran obligatorio el voto, ha
favorecido las candidaturas monárquicas en las áreas rurales.
Los resultados electorales conseguidos por todas las fuerzas
políticas se pueden resumir en el siguiente cuadro:
Concejales Republicanos.
|
34.388
|
Concejales Socialistas.
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4.813
|
Concejales Comunistas.
|
67
|
Concejales Monárquicos.
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19.035
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Concejales Independientes.
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15.198
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Sin datos
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6.991
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No Establecidos
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607
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Total Concejales elegidos.
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81.099
|
El censo electoral convocado a las elecciones es el
siguiente:
Censo electoral.
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5.440.103
|
Electores privados de voto por el
artículo 29 de la Ley.
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1.101.644
|
Censo Real.
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4.338.459
|
Abstenciones.
|
1.424.379
|
Votantes.
|
2.914.080
|
De estas cifras se deduce que los concejales de filiación
antimonárquica son 39.248, lo que supone un 49.53%, mientras que los de
filiación monárquica suman 41.224, lo que supone un 49.72%. Pero el análisis
del voto ciudadano configura una estrepitosa derrota monárquica. De un total de
1.724 concejales elegidos en las capitales de provincia, los monárquicos
obtienen 659, un 38.21% frente a los 1.065 de los antimonárquicos que supone un
61.76% del total. En virtud del carácter plebiscitario que se les ha dado
querido dar a las elecciones municipales, se puede concluir que la Monarquía lo
ha perdido.
El 14 de abril, los periódicos matutinos de Madrid
anunciaban el triunfo de la conjunción republicano socialista, el día anterior,
la Guardia Civil todavía había disuelto a grupos de manifestantes, pero los
servicios de seguridad se desplomaron, y a última hora de la tarde, el Rey
abandonaba el palacio por la puerta del Campo del Moro[2],
y se producía la primera reunión del Gobierno Provisional.
Manuel Tagüena relata así la participación de los comunistas
en la manifestación espontánea con que el pueblo de Madrid celebró la llegada
de la II República: “El 14 de abril de
1931 los pocos comunistas que había en Madrid salieron en un camión dando
gritos de “Vivan los soviets”. El pueblo los apedreó considerándolos enemigos”.
En Málaga, al margen del suceso ocurrido con la placa que
designaba el nuevo nombre de la antigua Alameda de Capuchinos llamada de Baena
Gómez, presidente de la Agrupación de Cofradías, que se sustituyó por un rótulo
con el nombre de “Avenida de Fermín Galán”, la jornada transcurrió con absoluta
normalidad y ambiente eufórico de los republicanos que esa misma tarde ya
celebraban su triunfo.
La victoria antimonárquica fue clara, por 33 concejales un
66% contra 17, un 34%, con porcentajes proporcionales de voto muy elevados a
favor de las candidaturas republicanas, si bien con mayores diferencias en los
distritos situados al otro lado del río Guadalmedina, precisamente aquellos en
los que el Partido Comunista presentaba sus candidatos, y donde obtuvo el único
concejal elegido en una capital de provincia andaluza: Andrés Rodríguez
González, miembro del Comité Provincial.
[1]
El artículo 29 de la Ley preveía que: “en
los distritos donde no resultaren proclamados candidatos equivale a su elección
y les revela de la necesidad se someterse a ella”.
[2]
Manuel Tagüeña Lacorte en su libro “Testimonio
de dos guerras” relata su participación en la vigilancia de la puerta del
Campo del Moro, enviados por las milicias republicanas organizadas en el Ateneo
de Madrid.”
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