La reciente afirmación del Ministro Wert sobre sus capacidades de lucha cuando se siente atacado me ha recordado este post que escribí hace tiempo sobre las metáforas en el discurso político.
Todos los discursos están poblados de metáforas, aunque es evidente que, en la mayoría de los casos, pasan desapercibidas tanto para quien los dice como para quien los escucha. Es más, las metáforas, como afirma Lizcano (2005), no solo están presentes en los discursos, es que les sirven para estructurar su lógica interna y organizar sus contenidos. Lo importante está en que, a través del análisis de las metáforas, se pueden penetrar las capas superficiales del discurso para acceder a lo no dicho en el mismo, es decir, el estudio de las metáforas puede convertirse en un potente analizador social. De tal análisis podremos obtener una visión de la génesis, composición, elaboración y articulación interna del discurso.
Todos los discursos están poblados de metáforas, aunque es evidente que, en la mayoría de los casos, pasan desapercibidas tanto para quien los dice como para quien los escucha. Es más, las metáforas, como afirma Lizcano (2005), no solo están presentes en los discursos, es que les sirven para estructurar su lógica interna y organizar sus contenidos. Lo importante está en que, a través del análisis de las metáforas, se pueden penetrar las capas superficiales del discurso para acceder a lo no dicho en el mismo, es decir, el estudio de las metáforas puede convertirse en un potente analizador social. De tal análisis podremos obtener una visión de la génesis, composición, elaboración y articulación interna del discurso.
Si examinamos la reciente metáfora sobre Pitufos y Simpson'S y los valores que cada uno de ellos mantiene (independientemente de la crítica social que puedan pretender), podemos llegar a pensar que la propuesta fue cuando menos desacertada.
Esto sucedió en la pasada campaña electoral con el brillante resultado que todos conocemos. Pero es evidente que no aprendemos y al ataque de nuevo, al final no nos queda más remedio acordarnos del título de aquella película de Almodovar "¿Qué he hecho yo para merecer esto?"
Esto sucedió en la pasada campaña electoral con el brillante resultado que todos conocemos. Pero es evidente que no aprendemos y al ataque de nuevo, al final no nos queda más remedio acordarnos del título de aquella película de Almodovar "¿Qué he hecho yo para merecer esto?"
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