11/28/2011

MULTICULTURALIDAD


Podemos comenzar intentando una definición: “realidad social, descripción de la sociedad que está compuesta por distintos grupos que interpretan lo cultural de forma diferente como consecuencia de su diversidad en cualquiera de las múltiples facetas que conforman lo cultural”. Las diferencias que conforman lo cultural, se caracterizan por llevar, en si mismas, un sistema estructurado de significados, no puede equipararse a aquellas diferencias que surgen de las elecciones individuales. Desde este punto de partida, es evidente que nuestra toma de posición en relación con el concepto de cultura condicionará el análisis. Coincido, por tanto con (Requejo Coll) en su defición de  multiculturalidad:
“Es un concepto descriptivo que remite al carácter culturalmente heterogéneo de las personas que conviven en una sociedad. Dicha heterogeneidad incluye cuestiones como la religión que esas personas profesan, la lengua habitual que emplean, sus valores, sus costumbres y prácticas en el vestir, en la alimentación y, en general, el tipo de imaginario colectivo con el que interpretan y valoran el mundo y su relación con los demás.”
Quiero hacer referencia igualmente al término “multiculturalismo”,  podemos interpretarlo, siguiendo a Dietz (2001; p.17), como la confluencia programática de un determinado movimiento social:
“[…] un conjunto altamente heterogéneo de movimientos contestatarios surgidos a partir del ya mítico ’68’ emprende el camino de la institucionalización social, política y académica. Las confluencias programáticas de estos nuevos ‘movimientos sociales’ –afroamericanos, indígenas, chicanos, feministas, gay-lesbianos, ‘tercermundistas’ etc.- se han dado a conocer a partir de entonces bajo el a menudo ambiguo lema del ‘multiculturalismo’”
También, podemos acercarnos a su concepto desde tres planos: 1) como respuesta institucional a la multiculturalidad, designando, en este caso, las políticas de atención a las minorías desarrolladas fundamentalmente en los países anglosajones, 2) como doctrina que respalda la concesión de derechos diferenciados a las minorías culturales y 3) como corriente académica dentro de las universidades.
Podemos afirmar que la diversidad cultural adopta, en nuestras sociedades modernas, múltiples formas, si bien hay tres opciones  destacables que Parekh denomina: 1.- diversidad subcultural, 2.- diversidad de perspectiva y 3.- diversidad comunal. (2005, p.17-18):
Si bien estos tres tipos de diversidad comparten ciertos rasgos comunes (llegando a veces a solaparse), también difieren en importantes aspectos. La diversidad subcultural está incardinada en una cultura compartida que se desea abrir y diversificar, no reemplazar por otra. Esto no significa que sea más superficial o más fácil de encajar que otros tipos de diversidad. Matrimonios cuyos miembros sean del mismo sexo, la cohabitación y la cuestión de los padres homosexuales a menudo ofenden profundamente y provocan fuertes reacciones entre muchos miembros de la sociedad. Sin embargo, su reto se mantiene dentro de un ámbito limitado y se articula en términos de valores que, como la autonomía personal y la libertad de elección provienen (En el caso de occidente) de la cultura dominante. La diversidad de perspectiva supone una visión de la vida que la cultura dominante, o bien rechaza en su conjunto, o bien acepta en teoría pero rechaza en la práctica. Es más radical y abarca más que la diversidad subcultural y no resulta tan fácil de encajar. La diversidad comunal es algo bien diferente. Nace y se sostiene a partir de una pluralidad de comunidades largo tiempo establecidas, cada una de las cuales cuenta con su propia y larga historia y una forma de vida que desea preservar y transmitir. En este caso, la diversidad es robusta y tenaz, tiene representantes sociales bien organizados y resulta, a la vez, más difícil y más sencilla de encajar, dependiendo de su profundidad y sus demandas.”
Una rápida a la mayoría de las sociedades occidentales nos permite descubrir la presencia de estas tres formas de diversidad, por lo que adoptaremos su clasificación en nuestro estudio. Consideraremos por tanto incluidos en los criterios de multiculturalidad a las personas homosexuales, las feministas, ecologistas, las agrupaciones religiosas, las medioambientales, junto a gitanos, vascos, escoceses, catalanes o los recientes grupos de inmigrantes.
Pese a esa realidad, el uso del concepto “multiculturalidad”, suele restringirse centrándose en la diversidad comunal, bien sea por las diferencias que existen los planteamientos, bien porque la construcción del término en los países anglosajones se alimentaba de esa diversidad. En esa misma línea se posiciona Kymlicka (1996, p.25) cuando afirma:
“En el presente capítulo, me centraré en dos modelos amplios de diversidad cultural. En el primer caso, la diversidad cultural surge de la incorporación de culturas, que previamente disfrutaban de autogobierno y estaban territorialmente concentradas a un estado mayor [….] En el segundo caso, la diversidad cultural surge de la inmigración individual y familiar.”
 Por último Tiryakian (citado en Solé y Chacón; 2006) afirma que en las democracias europeas el “multiculturalismo” puede entenderse como nacionalismo cultural, filosofía política o política estatal.
 Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia recurrieron al “multiculturalismo” en un intento de solucionar los problemas a los que se enfrentaban, ya que habían asumido la existencia de una única cultura nacional que era capaz de asimilar a todos los ciudadanos, y la realidad les mostró la existencia de grupos dentro de sus fronteras, que o no podían, o no querían asimilarse.
Pero, el fenómeno de la “multiculturalidad” nos es simplemente una realidad contemporánea fruto de la globalización, es un fenómeno histórico, ya que ha estado presente a lo largo de la historia. Existían sociedades multiculturales con presencia de grupos minoritarios, si bien tradicionalmente esos grupos asumían su condición subordinada a la cultura mayoritaria y se mantenían en el espacio físico y social que les era atribuido.
El imperio otomano nos puede servir de ejemplo, basándose en una estructura denominada “millet” que contaba con amplias comunidades judías y cristianas denominadas “dhimmis” instaladas en su territorio a las que se garantizaba un alto grado de autonomía. Únicamente los musulmanes ostentaban plenos derechos de ciudadanía, pero las comunidades protegidas contaban con derechos culturales aunque no políticos.


11/15/2011

La constitución de la C.G.T.U.: su integración en la U.G.T.

En marzo de 1932 se celebra el IV Congreso del Partido Comunista en el Palacio de Exposiciones de Sevilla, con serios conflictos entre Jules Humbert-Droz, representante de la Internacional Comunista y la dirección de Bullejos. El Congreso que cuenta con la asistencia de 208 delegados en representación de 12.000 afiliados, de los que 5.600 son andaluces, modifica el Comité Central, permitiendo el acceso de personas más ligadas a los sectores obreros como José Díaz, aunque Bullejos todavía mantiene la dirección. Pero se ha desequilibrado la estructura del Comité Central, adquiriendo una inmensa importancia el sector andaluz del partido[1], con 15 miembros en el Comité Central, entre los cuales se encuentran José Ochoa y Rodrigo Lara.
El Congreso decide igualmente convocar para junio y en San Sebastián una Conferencia Nacional de Unidad Sindical, que más que nada es un recuento de “sindicatos rojos” y a la que según Tuñón de Lara asisten “118 delegados en nombre de 153 federaciones locales y 113.402 afiliados [2]. El Comité elegido conformaría después la dirección del nuevo sindicato C.G.T.U.
Pero este cambio en la política sindical del partido no se producirá hasta que tras la “sanjurjada” las tensiones entre el grupo de Bullejos y la Internacional Comunista alcancen su cénit y se proceda a expulsarlos por “sabotear la línea política de la I.C.” y por “sectarismo”. La realidad es que apoyados por una parte importante del Comité Central y con la excusa de la consigna “Defensa de la República” que el Comité Ejecutivo difunde tras el intento de golpe militar de Sanjurjo, el Delegado de la Internacional Comunista y José Díaz expulsan a Bullejos. Se reorganiza el Comité Ejecutivo dando entrada a Antonio Mije, Manuel Delicado, Vicente Uribe o Dolores Ibárruri, avanzando un poco más en la línea de cercanía a las organizaciones obreras que el reciente Congreso del Partido había iniciado.
El nuevo sindicato sólo celebrará un Congreso, en abril de 1934 con la asistencia de 135 delegados en representación de 180.000 trabajadores, si bien no todos pertenecían orgánicamente a aquella central[3].
La política de acercamientos que establecen los Partidos Socialista y Comunista a partir de septiembre de 1934, va a conducir a las dos organizaciones a un proceso de fusión reiteradamente planteado por la C.G.T.U., que se inicia en diciembre con la constitución de un Comité de Enlace con participación de los dos partidos y los dos sindicatos, pero sin facultades ejecutivas lo que limitó el alcance de su acción. Además, la U.G.T., no podía permitir una fusión en plano de igualdad de dos sindicatos con una afiliación e implantación territorial tan diferentes por lo que se invitó a los comunistas a entrar sin más en ella. Durante 1935 se suceden las llamadas de la C.G.T.U, pero la directiva de la Unión, en su pleno de julio ha decidido no responder.
La propuesta por Azaña de un pacto republicano-socialista, que es aceptada por las Ejecutivas del P.S.O.E. de las JJ.SS. y de la U.G.T., introduce la condición de que estos pactos incluyeran a otras organizaciones de carácter obrero o sindical, mencionando expresamente al Partido Comunista de España, a la C.G.T.U. y a la Federación de Juventudes Socialistas ya muy cercana a su homónima comunista.
Es destacable que el mismo día que se recibe la propuesta de Azaña, la Comisión Ejecutiva de la U.G.T., a propuesta de Largo Caballero, aprueba un plan que iba a permitir abrir negociaciones para el ingreso de la C.G.T.U. en la Unión. Ésta se produce en noviembre de 1935 y reviste en Málaga unas características especiales pues va a ser un comunista quien ocupe la Secretaría Provincial de la U.G.T.


[1] Tuñón de Lara, Manuel “Sesenta años en la historia del Partido Comunista: de Primo a Sevilla”. Pág. 131.

[2] Tuñón de Lara, Manuel “ La II República”. Pág. 143.
[3] Ibídem. Pág. 178

10/24/2011

La Huelga de los FF.AA. en 1931, Expulsión de la subsección malagueña del “Sindicato de Andaluces y Sur de España

Tras la fallida huelga de 1930, que como recordamos se neutralizó por el propio Comité ante las promesas de solución que hace el Ministro de Fomento al presidente del Sindicato, en presencia del político malagueño y Ministro igualmente Sr. Estrada, la movilización política general obliga a la organización a incorporarse a una da las grandes corrientes sindicales para lo que se convoca un Congreso Extraordinario, que se ha de celebrar en Málaga en los meses de julio y agosto[1]. Están representados más de 8.000 trabajadores de los 10.000 que componen la plantilla.
El Congreso desarrolla las ponencias económicas y profesionales con escasas discrepancias, esperando con expectación las ponencias sociales que iban a dictaminar sobre cuestiones transcendentales para la marcha de la organización. Pasando sobre puntos de gran importancia como el nombramiento de dirigentes, o el de la Junta Administrativa, los debates más acalorados se producen en la definición de la estructura del organismo y la reforma del Reglamento.
La propuesta que supone el ingreso en la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria y la modificación estructural del “Sindicato de Andaluces y Sur de España” transformando el Sindicato en Sección y las secciones en subsecciones, encuentra la oposición de los delegados de Málaga ya que no se ha realizado un plebiscito. Esta postura es común en la estrategia sindical del Partido Comunista, pues favorece la intensificación de las reivindicaciones revolucionarias. Pero dado que el Sindicato había fijado mediante circular que el plebiscito se debía realizar por secciones y en numerosos casos así se había hecho, las secciones de Alicante, Algeciras, Almería, Cádiz, Córdoba, Jerez, Martos y Utrera apoyan el ingreso en la F.N.I.F. Ante esta situación la Delegación de Málaga, a través de su portavoz, Sr. Faura, exige la libertad de tendencia al ingresar en la C.N.T.:
“ Puesto que la C.N.T. va a hacer una política anarquista, no se debe permitir, puesto que hay libertad de ideas y no debe atenerse a sustentar una sola”.
La cuestión se soluciona estipulando que la F.A.I., no pueda tener intervención alguna en la Organización de la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria y la adopción de posturas diferenciadas ante los Comités Paritarios, lo que supone una concesión a las tesis defendidas por los malagueños y en esas condiciones se aprueba la Adhesión a la C.N.T. y la reconversión de la sociedad obrera[2].
Es patente la influencia del Partido Comunista y su tesis de “reconstrucción de la C.N.T.” en la actitud de los delegados de Málaga en el Congreso Extraordinario que consiguen la formación de una fracción sindical y una célula comunista que ejercerán una labor de agitación y propaganda sistemática e insistente dentro del Sindicato. Esa labor comunista fraccional será negada en repetidas ocasiones por Agustín Campos[3].
El silencio de la compañía ante las reivindicaciones obreras y la conciencia de agravio comparativo con otras regiones, en las que los ferroviarios gozaban de mejores condiciones salariales va generando un ambiente propicio al inicio de una huelga reivindicativa.
En el mes de septiembre, los delegados que habían asistido al pleno nacional de la F.N.I.F., informan a la asamblea reunida en el local social del acuerdo de huelga adoptado ante la falta de respuesta de la Compañía, fijándose para el 17 de octubre. Antes, el día 22 de septiembre se celebra un acto de afirmación sindical, al que acuden la mayoría de los medios de prensa local que informará del desarrollo del conflicto.
La respuesta de la Compañía justificando la imposibilidad de atender las solicitudes de los obreros ya que los ingresos no cubrían los gastos de explotación y de personal, estando incluso suspendido el servicio de amortización y pago de intereses de las obligaciones emitidas. La nota de la compañía se acerca a la realidad, como destaca Tedde[4] “ el ferrocarril supuso un negocio modesto, que proporcionó beneficios sensiblemente inferiores a los ofrecidos por otras alternativas”. Los retrasos españoles en la construcción de líneas de ferrocarril impulsó, durante el Bienio Progresista, una legislación que contenía un mecanismo mediante el cual se atrajo capital al sector de forma irreflexiva. Dado que las concesiones se hacían en subasta lo que suponía la ejecución de los proyectos con baja calidad, por lo que los beneficios de los constructores acababan convirtiéndose en costes adicionales para las compañías usuarias de la red que además habían capitalizado sus inversiones de forma especulativa, con un elevadísimo coste financiero que iba a gravar sus resultados durante mucho tiempo. Esta deficiente estructura financiera y material explica la paradoja de que las compañías incurrieran en pérdidas en épocas de bajo y de elevado tráfico. Si la demanda era baja los costes financieros provocaban pérdidas y si el tráfico era elevado la deficiente estructura material necesitaba continuas reparaciones que las compañías no se podían permitir[5]. Era pues necesaria la ayuda pública que el Gobierno Republicano había prometido para que las Compañías ferroviarias españolas pudieran afrontar sin problemas su futuro; la evidencia es que en 1931 tales promesas estaban incumplidas.
La huelga es muy meditada y los obreros lamentan el paso :”... que se ven obligados a dar[6]. La dirección de la huelga recae sobre un doble Comité: el de Relaciones, que dirige los aspectos negociadores del conflicto y el de Huelga, que controla la dirección sobre el terreno de la misma. Las acciones de los dos Comités comenzaron estableciendo una serie de normas de seguridad de obligado cumplimiento para evitar la atribución a los huelguistas de acciones violentas. El día 15 se celebra una asamblea extraordinaria para dar cuenta de las últimas disposiciones y se lee una circular de la FNIF, en la que propone a todos los afiliados la aportación de una cuota de 5 pesetas para caja de sostén de los afiliados andaluces durante la huelga y además, ofrece por si fuera necesario una huelga general de solidaridad que implique a toda la Federación.
El día 16 se celebra una nueva asamblea ya que el Gobernador Civil ha informado sobre el aplazamiento de la huelga hasta después del Consejo de Ministros del día 19 que iba a tratar el problema, lo que desmiente el Comité tras entrevistarse con el Gobernador. Se lee un escrito de la Federación Local de Sindicatos que pide el boicot a todas las transacciones relacionadas con los FF.AA., finalizando la asamblea con el ruego de sensatez y disciplina.
Como respuesta a la huelga de ferroviarios el Gobierno ha ordenado el envío de dos compañías de ingenieros al mando de un teniente coronel para controlar la red. Esta actitud del Gobierno que utiliza al Ejército en los conflictos obreros es condenada por el Comité de Radio malagueño, en carta enviada al periódico Amanecer y publicada el día 21 de octubre. Por su interés, y dado que establece la postura oficial del Partido la reproducimos integra:
“El Ejército y las huelgas.
En el terreno político, la burguesía establece un poder moderador que interviene, aunque sólo sea en teoría, imparcialmente en los conflictos entre los otros poderes, el legislativo y el ejecutivo. Con esta martingala se engaña al pueblo haciéndole creer que efectivamente existe un poder imparcial que sólo se inspira en el interés general. Nosotros, los comunistas, no podemos creer en esta imparcialidad y a que estamos en el secreto de todas las combinaciones del capitalismo para mantener su predominio. Más hemos de reconocer que, por lo menos, se “guardan las formas”.
Muy otra cara, de muy distinta manera procede la burguesía en el terreno social. Aquí no sabe “guardar las formas”. Aunque asegura que el Estado, que la Autoridad constituida es neutral en los conflictos entre el capital y el trabajo, en cuanto se le presenta la ocasión proceden, dicho Estado y dicha Autoridad, en defensa delos intereses  que representan, sin ambages, sin tapujos, a cara descubierta, abusando del poder, en defensa no del interés general sino de los intereses de los capitalistas de los que son genuina representación el Estado y la Autoridad. Tal es la intervención del Ejército en los conflictos sociales. En Málaga hemos tenido recientes ejemplos de lo que decimos. En la huelga de tranviarios se utilizaron militares para suplir al personal de la huelga. En las actuales huelgas de panaderos y ferroviarios ocurre los mismo. ¿Dónde está la imparcialidad del Estado? El Ejército no puede, no debe ser utilizado para la defensa de los intereses particulares. El Ejército lo paga el pueblo, lo sostiene con su sangre y su dinero para defensa de la integridad nacional, hasta que una nueva estructuración de la Humanidad sobre la tierra lo haga innecesario.
El Radio Comunista de Málaga, protesta de la parcialidad del Estado “democrático” español que presta los soldados y los oficiales del Ejército a los capitalistas. En esta cuestión, lo que nos interesa a los comunistas son los hijos del pueblo, los soldados utilizados mediante la disciplina militar contra los trabajadores, contra sus hermanos de clase. La burguesía tiene la obligación de hacer prestigioso el ejército nacional, no puede sumirlo en la impopularidad, no puede divorciarlo del pueblo. En defensa de su prestigio de soldados, el único elemento fundamental del Ejército, el verdadero Ejército, en suma, debe recabar que se le circunscriba en su función normal. Por el Comité de Radio. José Ochoa”
Son evidentes dos aspectos, el concepto de Ejército Popular que el Partido Comunista impulsará durante la Guerra Civil, y el enfrentamiento con el Gobierno de la República en el que no hace distingos a la presencia de socialistas. La visión y la estrategia comunista en aquellos momentos era la de tratar de socialfascistas al P.S.O.E. y reprobar su política reformista que utiliza la legislación laboral como vía al socialismo.
La huelga comenzó el día 17[7] sin incidentes reseñables y secundada por 2.500 trabajadores de la subsección de Málaga, entre los que se encontraban los obreros de depósitos, maquinistas, fogoneros, factores, telegrafistas, taquilleros, guardas, escopeteros y personal de reserva. De todas las provincias andaluzas se reciben excelentes noticias excepto de Almería, Granada y Guadix que han decidido no ir a la huelga, por lo que el número total de huelguistas asciende a 8.500 de una plantilla de 10.000 empleados. Sorprende el escaso número de trabajadores afiliados a la U.G.T., mayoritaria en el resto del Estado, y que en Andalucía, según datos de la misma Unión, apenas alcanza el número de 500.
Como era previsible tras la llegada de las dos compañías de ingenieros se militarizaron las líneas, recibiendo además los obreros que formaron parte de las escala de complemento ferroviaria órdenes de incorporación al servicio. Ante estos hechos los Comités, el de Huelga y el de Relaciones, convocan asamblea extraordinaria que debe nombrar una comisión que se entreviste con el Gobernador militar, pues según un Decreto de la República el cuerpo se había disuelto, pero las autoridades militares no atienden a razones. A pesar de todo los obreros militarizados se negaron a hacer el servicio, pese a la gravedad que tal acto conllevaba[8].
A fin de garantizar el orden público, pero más bien como medida de presión, el día 20 del Gobernador Civil ordena la clausura de los centros obreros de la C.N.T y la detención del Comité de Huelga, mientras que el de Relaciones que envía un llamamiento a los obreros, solicitando firmeza: “....la gran fuerza sois vosotros, pensad que mientras los ferroviarios no trabajen el triunfo es nuestro....”[9].
El Partido Radical Socialista, que incorpora en su programa la nacionalización de los ferrocarriles, apoya las pretensiones del Sindicato de ferroviarios, y eleva una enérgica protesta por la detención del Comité. Lógicamente la Federación Local de la C.N.T., protesta oficialmente por la forma “ilegal y arbitraria” con la que se había procedido a la clausura de sus locales.
La huelga se mantiene con el mismo tono durante varios días, sin que el intento de mediación de las Cámaras de Comercio sirva para nada y entre las notas oficiosas del Gobierno Civil afirmando que la huelga es un fracaso y los desmentidos del Comité de Relaciones. Por último la mediación del Alcalde de la ciudad Sr. Alva logra la liberación del Comité de Huelga como paso previo a una Asamblea que debe ratificar o no la continuidad del conflicto. La Asamblea ratifica la continuidad de la huelga y faculta a la Federación para las negociaciones oportunas.
Pero sorpresivamente el Comité de Relaciones pide el día 28 la vuelta al trabajo mediante una nota que se hace pública en la prensa:
“Nos reintegramos los 11.500 hombres a nuestros servicios en vista de las manifestaciones que la Comisión Ejecutiva del Sindicato Nacional Ferroviario de la U.G.T. no desmentida por el Gobierno, que ha hecho circulares, notas a la prensa y actos públicos, afirmando que las mejoras económicas para todos los ferroviarios, están concedidas, pero no se darían a conocer hasta tanto no se reintegraran al servicio los huelguistas de Andaluces; y conscientes de la responsabilidad que sobre nosotros recaería el perjudicar, según Trifón Gómez al resto de los ferroviarios, hemos acordado la vuelta al trabajo después de demostrar nuestra potencia orgánica y nuestro espíritu de lucha”[10].
El Comité de Huelga se declara ajeno a eses manifiesto, pero la huelga ya ha fracasado y las pretendidas mejoras nunca fueron llevadas a la práctica. A partir de ese momento se abre una seria crisis en el seno de la Sección, que dirigida por el Partido Comunista de España, a través de la subsección de Málaga, terminará con la expulsión del grupo malagueño y la fundación del Sindicato Autónomo Ferroviario y Sur de España, englobado en la estructura sindical del P.C.E.
En el año 1932, se prepara el Primer Pleno Regional, primera reunión conjunta tras la fracasada huelga de 1931,que se celebrará en Málaga entre los días 28 y 30de mayo con el siguiente Orden del Día: Actitud del Pleno ante los sectores políticos oposicionistas en esta organización; Informe de la Junta Administrativa del edificio social; Proposiciones generales y nombramiento de nuevo Comité.
El debate se acalora rápidamente pues Agustín Campos de la subsección de Málaga, pregunta si los miembros de la Federación Local, que se encuentran presentes lo hacen como representantes de la C.N.T. o a título de simple trabajador, con las protestas casi unánimes del resto de las subsecciones que afirman los escasos conocimientos de los asuntos sindicales pues sin la ayuda de la C.N.T. nada se conseguiría.
Inmediatamente después, y tras la censura a la Subsección de Almería por su actuación en la pasada huelga, se aborda la cuestión principal que no es otra que la acusación que se hacía a Antonio Sánchez Alvarez, dirigente de la subsección malagueña, de haber desprestigiado a la Sección en un articulo de Mundo Obrero, por lo que se le pide una rectificación en La Tierra y Solidaridad Obrera, a lo que Antonio Sánchez asiente.
El debate continúa centrado en la actitud del grupo malagueño que responde a las cuestiones que se le plantean hasta que Agustín Campos afirma en una de sus intervenciones que  la C.N.T. ha utilizado a los ferroviarios para sus fines insurreccionales. A partir de ahí, sin que los intentos de disculparse de Campos sean escuchados se propone por el delegado de Algeciras Sr. Medina y se obtiene la expulsión del grupo malagueño de la Sección sindical.
Para comunicar de forma oficial a los afiliados de la subsección los acuerdos adoptados se convoca una asamblea que no puede llevarse a efecto pues los ferroviarios malagueños se solidarizan con los dirigentes expulsados y constituyen el Sindicato autónomo ya mencionado, con unos efectivos cifrados en 1.238 trabajadores[11].


[1] Amanecer y El Popular del 30 de julio de 1931 hacen las primeras reseñas sobre el Congreso, aunque luego tratarán de forma exhaustiva la huelga.

[2] Amanecer 2 de Agosto de 1931

[3] Amanecer. Jueves 19 de noviembre de 1931.
....hay tres compañeros en la dirección de la subsección sindical que no pertenecen al P.C.E.”

[4] Tedde de Lorca, Pedro “Las compañías ferroviarias en España 1855-1935” Pág. 233.
[5] Tortella, Gabriel “El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX” .Pág. 112 y 113.

[6] El Popular. 2 de octubre de 1931.
[7] El Popular.18 de octubre de 1931.

[8] Ibídem.20 de octubre de 1931.

[9] Ibídem. 21 de octubre de 1931.

[10] Amanecer y El Popular .29 de octubre de 1931.
[11] Para seguir el desarrollo del Pleno Regional ver El Popular de los días 29, 30 y 31 de mayo de 1932.

10/13/2011

Legalización del PCE: El proceso de legalización de los radios en 1931

A lo largo del año, el Partido Comunista de España, que desde su constitución se ha mantenido en una situación de ilegalidad, ha organizado de acuerdo con las tesis de la III Internacional un aparato ilegal[1] que, a partir del advenimiento de la República, va a combinar su labor, en paralelo, a la estructura legal del Partido que estatutariamente se va a establecer.
Igualmente, se produce una reestructuración organizativa para adaptarse a la legalidad y al rápido crecimiento de la afiliación mediante la división de la Federación Andaluza en dos: Oriental y Occidental y la unificación del Partido, propuesta por la Agrupación Comunista de Madrid[2].
El día 19 de julio, el Partido Comunista de España, Radio de Málaga, inserta en la prensa local[3] la siguiente convocatoria:
“La Comisión Organizadora del Partido Comunista pone en conocimiento de los simpatizantes con la idea de que el domingo día 19, a las cuatro de la tarde, en el local del Sindicato Ferroviario Calle Tejón y Rodríguez, tendrá lugar el acto de constitución del Radio Comunista de Málaga con arreglo al siguiente Orden del Día:
Exposición de Motivos.
Lectura y aprobación de los estatutos.
Nombramiento de Comité Directivo.
La posibilidad  de actuar legalmente será, sin duda, un estímulo grande para todos los espíritus revolucionarios que deseen enrolarse en las filas del único y auténtico partido de la clase obrera.
¡ Acudid al acto de constitución del Partido Comunista! La Comisión”.
El Partido Comunista en Málaga que se crea y mantiene apoyado en los medios sindicales y en algún intelectual[4], no olvida la línea estratégica y la consigna de “Gobierno Obrero y Campesino” ha establecido células comunistas en las zonas agrarias del interior de la provincia en la última etapa de la Dictadura. Conocemos el funcionamiento en 1930 de las células comunistas de Antequera, Alhaurín el Grande o Casares, donde se desarrolla una labor de agitación y propaganda entre los obreros del campo que han iniciado una movilización que ya no cesará hasta la finalización de la Guerra.
Al igual que en la ciudad, se procede a depositar en el Gobierno Civil para su legalización los estatutos de los diferentes radios comunistas que se van a constituir en la provincia. Haremos mención especial a dos de ellos: el Radio de Antequera y el de Casares, el primero por las dificultades que para su constitución origina la actuación del Partido Socialista Obrero Español y el segundo, por el importante discurso pronunciado por el Secretario del Comité Provincial José Ochoa.
En el caso de Antequera[5], la población tiene desde 1929 una célula comunista dirigida por Juan Fernández Almanza, que ante el incremento de afiliación que se produce tras la movilización obrera de 1930, se desdobla en febrero de 1931, mientras que las Juventudes Comunistas no se organizarán hasta después de la constitución del Radio Comunista que está prevista para el mes de agosto, pero se ve frustrada por la negación del permiso que debía otorgar el Alcalde, el socialista García Prieto lo que motiva una agria nota[6], sobre su actitud ya que los estatutos del Radio Comunista de Antequera están reglamentariamente aprobados por el Gobierno Civil. Finalmente, el 15 de septiembre quedaría oficialmente constituido en un acto celebrado en el Salón Rodas, con las intervenciones de Ruiz Pascual y José Ochoa, que se centraron en las críticas a García Prieto, cerrando el acto el sevillano Antonio Mije que destaca la necesidad de organizarse en los lugares de trabajo, así como la de crear soviets durante las huelgas, además, se crea el Sindicato de Trabajadores del Campo, controlado por el Partido. Sindicato que tendrá un marcado protagonismo en las huelgas campesinas de 1931 y 1932.
A estas alturas de 1931, es ya patente el crecimiento del partido Comunista, lo que provoca las declaraciones de responsables de otras organizaciones obreras intentando minimizar la importancia de su progresión. Así, Rafael Campanals[7], diputado del P.S.O.E. nos habla del comunismo como de “...una exigua minoría” lo que si bien era cierto unos meses antes, en ese momento ya no respondía a la realidad. Del mismo modo, Angel Pestaña, en entrevista concedida en Sevilla a la prensa local y reproducida en El Cronista[8] afirma: “Yo no se que exista movimiento comunista [andaluz], hay grupos, pero no tiene realidad como tal movimiento orgánico y coherente. No dejan de ser grupos, posturas, tendencias ideológicas....... como hay espiritistas y hay teósofos, pongo por caso, pero de eso a un movimiento organizado hay un abismo”. La realidad es una afiliación de 3.400 militantes andaluces en diciembre de 1931.
Pero estas actitudes de menosprecio público, van acompañadas de otras que demuestran temor y recelo ante la capacidad movilizadora del partido, se producen detenciones por “propagar el comunismo[9]”, se quieren identificar movimientos revolucionarios en Córdoba, en lo que era una huelga general[10], o, por último, se suspende toda la prensa comunista[11]. En este sentido es significativo el artículo publicado en agosto por Salvador Monsalud en el Diario Amanecer, que no se significa por su cercanía[12] al P.C.E., reflexiona sobre las medidas mencionadas:
“ Por ejemplo: se detiene a un comunista; se le encarcela. A los varios días pregunta el comunista: Oiga usted señor Director ¿por qué estoy preso?- No se impaciente, le contestare - le responde -. Pasan unos días y el señor Director, le dice: Porqué está usted reclamado por el Gobierno Civil de X. El comunista se queda perplejo; mira al señor director, y después de convencerse que no es General ni se llama Mola, replica: ¡Pero si yo no voy a X desde hace un año¡ - Luego reflexiona, trae a su memoria a el pasado y agrega: Es verdad, repito que estuve en X hace un año, produje una campaña de ataque a la monarquía y salí perseguido por el Gobernador de aquel entonces. Pero...Señor Director, ¿no ayudó esto a que sea usted ahora el señor Director y a que aquel Gobernador no sea tal Gobernador? ¿Puede continuar ahora una reclamación hecha por un Gobernador de la monarquía, porque yo atacara al bochornoso régimen caído?. Estas palabras no parecen interesar mucho al señor Director, el cual da por terminado del diálogo y echa a andar pasillo adelante. El comunista se ha quedado en la celda, le ve ir con la decepción del niño al que se le escapa el pajarillo de la mano y después se sonríe maliciosamente. Se sonríe con la misma malicia que nos sonreímos nosotros cuando vemos salir de nuestras casas a un gitano que vino a engañarnos disfrazado de marino”.
La desconfianza que siempre ha manifestado el Partido hacia la República se incrementa, y la constitución del Radio Comunista de Casares, va a permitir al Comité Provincial exponerla en toda su crudeza.
El secretario político del Comité Provincial, José Ochoa, define a la República como incapaz y cobarde ante los dos problemas fundamentales del momento: la religión y la tierra. El pueblo que:”...se expresó revolucionariamente” en los sucesos de mayo, ve incumplidas sus aspiraciones en la solución religiosa negociada en la Constitución y el problema de la tierra se agrava por el grave paro estacional, la negativa de algunos patronos a realizar las labores de la época y por la discusión de las nuevas bases de trabajo para las faenas de invierno, sin que el “Parlamento burgués haga justicia ya que sirve a sus amos”. Por fin, parafraseando a Lenin cerró así su intervención: “Bajo la bandera comunista, fuertemente unidos los trabajadores de la ciudad y los del campo, los obreros y los campesinos, arranquemos España también a los que nos la han robado[13]”.


[1] En todos los países donde los comunistas, a consecuencia del estado de sitio o de las leyes de excepción, no puedan realizar su labor legalmente, es necesario, en absoluto, combinar el trabajo legal y el clandestino. La lucha de clases en casi todos los países de Europa y América entra en la fase de la guerra civil. En tales condiciones, los comunistas no pueden tener confianza en la legalidad burguesa. Están obligados a crear en todas partes un aparato ilegal paralelo que, en el momento decisivo, pueda ayudar al partido a cumplir su deber ante la revolución

[2] Amanecer 7 de julio de 1931. Pág. 6

[3] El Cronista. 19 de julio de 1931. Pág. 6
  Amanecer. 19 de julio de 1931. Pág. 8.
[4] Nadal, Antonio ““Andalucía ante el advenimiento de la República. Coyuntura Política y movimientos huelguísticos en la Málaga de 1930”  Pág.171.

[5] Cañas García, José “Autobiografía de José Cañas García”. Documento mecanografiado del Partido Comunista de España (S.E. de la I.C.) Comité Provincial de Jaén. Archivo General de la Guerra Civil Española signatura 151.

[6] Amanecer, 23 de agosto de 1931:
“ El Comité de Radio del PC (S.E. dela I.C.) denuncia a la opinión pública los procedimientos a que recurren las autoridades para entorpecer el desenvolvimiento de nuestro partido.
En Antequera, que tiene más habitantes que algunas capitales de provincia, y por tanto merece que las autoridades procediesen con cierta amplitud de criterios, ya que no se trata de ninguna aldea, hay un alcalde de los más característico que pueda darse.
Este señor, por causas que ignoramos, pero que sospechamos obedecen simplemente a un capricho de tipo dictatorial, niega a nuestros camaradas de Antequera el permiso para celebrar el acto de constitución de nuestro Partido, cuyo reglamento está aprobado por el Gobernador Civil de la provincia, habiéndose cumplido los trámites que determinan las leyes vigentes para toda España, menos ..... para Antequera.
Hemos puesto el caso en conocimiento del Gobernador Civil de la Provincia. Esperamos su intervención ¿Porqué no decirlo? Con el escepticismo que tenemos siempre los obreros, cuando confiamos, por un imperativo de las circunstancias, nuestros asuntos a las autoridades burguesas, más esperemos.
Y ahora una advertencia, señor Alcalde de Antequera: Usted no puede oponerse a la voluntad claramente manifestada por los obreros, del por, desgracia, pueblo de su mando. Lo que debe usted es pensar si le conviene, lanzar a un trabajo ilegal a quienes quieren desenvolverse en la legalidad.
Nada más que esto, porque de otras cosas se enterará usted algún día, cuando el futuro Ayuntamiento sea comunista.
Por el PC de E (SE de la IC). El Comité de Radio”
[7]El Cronista. 9 de octubre de 1931.Pág. 12

[8] Ibídem.12 de julio de 1931. Pág. 7

[9] Amanecer 2 de agosto de 1931. Pág. 7

[10] Ibídem. 12 agosto de 1931. Pág. 8
[11] Ibídem 15 de septiembre de 1931. Pág. 3.

[12] Ibídem. 7 de julio de 1931.
Editorial: en el fondo de los programas socialistas, anarquistas o comunistas, se encuentran las mismas aspiraciones de mejoramiento, pero sólo ha ofrecido resultados positivos la del P.S.O.E. y la U.G.T.
[13] Amanecer. Jueves 5 de noviembre de 1931. Pág. 2

10/03/2011

1931 Las Huelgas Campesinas de la Comarca de Antequera.

La afiliación de trabajadores agrícolas que registra la U.G.T en los primeros meses de la República es masiva, llegándose a constatar que el 40% de su afiliación pertenecía a Federación de Trabajadores de la Tierra y siendo la fuerza mayoritaria, en la zona clásica del latifundio[1], y lo es también en la zona agrícola malagueña, con ochenta y siete secciones y más de 21.000 afiliados. Pero existen zonas donde su influencia es más limitada, como Vélez-Málaga, Ronda y Marbella, con influencia de la C.N.T., o la comarca de Antequera donde el Sindicato de Obreros Agrícolas, creado por el radio Comunista de Antequera en septiembre de 1931, es la fuerza que coordina y dirige la movilización campesina.
Ya en octubre, se declara una huelga que García Prieto no duda en calificar como revolucionaria, pues según él, no se perseguían objetivos económicos por lo que procede a ordenar la clausura del local del Radio Comunista, como instigador, mientras la Guardia Civil patrulla por las calles de la ciudad. Seis días después se desconvoca la misma con el acuerdo de incorporación al trabajo[2]. Sin embargo, en la autobiografía de José Cañas, que en esa época reside en Antequera no se menciona, considerando sin embargo revolucionaria la que tendría lugar en Marzo de 1932, que consigue una paralización general de la ciudad, junto a violentos enfrentamientos que son moneda de cambio desde la huelga general de Sevilla en julio, y los sucesos de Castilblanco.
Pero días después ante la negativa de la patronal a aceptar las bases de trabajo presentadas, el Sindicato convoca la huelga[3] para el día 14 de noviembre en Antequera y en el resto de las localidades que conforman la Comarcal. El conflicto tiende a agravarse por la llamada realizada por la Comarcal a los demás gremios solicitando una huelga general en solidaridad. El Gobernador llama a los representantes de los trabajadores y de los patronos que se reúnen en Málaga y en la sede de la Delegación del Consejo de Trabajo, fracasando la reunión. Ante esta situación el Gobernador solicita del Ministerio de Trabajo, que en aquellos momentos ocupaba Largo Caballero, el envío de un Delegado Gubernativo que tras varias reuniones con las partes interesadas en el conflicto dicta un laudo que finaliza un conflicto que se extendió hasta finales de noviembre.
En 1932 pese a la Ley de Laboreo Forzoso promulgada por el Gobierno para solucionar, en la medida de lo posible el paro obrero, este se sigue incrementando sin que, debido a la prohibición establecida por el Gobierno Civil, se pueda utilizar la tradicional rebusca de la aceituna para paliar la penuria de los jornaleros. En marzo, una Asamblea General convocada por los obreros de la Construcción para tratar sobre el paro forzoso, acuerda[4]:
1.      Aplicación inmediata de la Ley de Laboreo Forzoso.
2.      Supresión de la comisión de la Policía Rural.
3.      Que las cantidades recaudadas por la décima de contribución se inviertan en obras para los obreros en paro forzoso.
El problema del paro forzoso está presente en las asambleas de todas las sociedades obreras, pues ya en 1932 se estimaba oficialmente[5] que había 446.263 obreros en paro, de los cuales 258.570 eran obreros agrícolas. Que las asambleas adopten actitudes firmes ante las autoridades se justifica porque una parte de ese paro forzoso es coyuntural y de fácil solución, bastaría con que los patronos agrícolas contrataran la realización de las faenas habituales del campo, ya que solo se realizaban las imprescindibles, y a que se incrementasen los créditos para la construcción de obras de inversión pública.
Entregadas las conclusiones en la Alcaldía antequerana, la actitud del Alcalde, crea las condiciones para la declaración de huelga, que se convoca para el siguiente día, 29 de marzo por el P.C.E.:
Trabajadores, el frente único de las clases proletarias os ordena que vayáis todos a la huelga general revolucionaria, poniendo fin a la burguesía y a la ganadería de Galarza. Pedimos justicia”.
La huelga es un completo éxito y se desarrolla en un entorno de violencia institucional e insurreccional, con asaltos a instituciones religiosas (Convento de los Trinitarios) y a una armería, que culmina en los enfrentamientos entre Guardia Civil y obreros armados en el lugar conocido como la Cruz Blanca, resultando herido de gravedad un huelguista que fallece poco después. El Alcalde ordena la clausura de los centros obreros y pide refuerzos al Gobierno Civil[6]. Durante el siguiente día se procede a la detención de numerosos militantes comunistas y de la C.N.T., e incluso a algún elemento socialista. Se comunica a la prensa el descubrimiento de dos centros comunistas clandestinos; el Puñao de Caña y la Rebola, e incluso de una escuela donde se impartían máximas comunistas. Volvemos a observar la curiosa actitud de las autoridades ante un partido que ha procedido a legalizar sus estatutos y se encuentra incorporado al resto de las organizaciones políticas de la República. Es evidente que presenciamos un doble juego al que el Partido Comunista contribuye con su aparato paralelo. La huelga se desactiva por la incorporación al trabajo de los panaderos y dependientes de comercio y porque las detenciones efectuadas han limitado la capacidad de respuesta de las organizaciones obreras.
La respuesta de la burguesía antequerana no se hace esperar, solicitando el incremento de las fuerzas de orden público destinadas en la localidad y ofreciendo al Ayuntamiento una importante cantidad económica para la finalización de las obras del cuartel de la Guardia Civil y alojamiento las fuerzas que sean necesarias para garantizar el libre trabajo y el orden[7].
La negociación de las bases de trabajo, que de nuevo es resuelta mediante laudo y la negativa de la patronal a aceptar a la Federación Agrícola Comarcal como representativa de los obreros del campo provocan nuevamente la huelga. Ahora bien, la opinión de la Comarcal es que el laudo ha sido impuesto por la patronal y dado que se ha producido la intervención de los diputados radicales Armansa y Gómez Chaix, facilitando la entrevista de representantes patronales con el Ministro de Gobernación, pueden, los campesinos, elevar sus protestas y afirmar que el Gobierno de la República favorece a los caciques y a los terratenientes, alejándose aún mas de la misma.
Mientras, la huelga se mantiene hasta el día 20,con incidentes entre trabajadores en huelga y personal venido de fuera para suplirlos en el trabajo, pese a que C.N.T. y U.G.T. respondieron favorablemente al llamamiento de la Comarcal para evitarla llegada de esquiroles. El acuerdo obtenido con la mediación del Delegado Ministerial, evita la convocatoria de huelga general en solidaridad acordada por los representantes de varios gremios.
Es difícil clasificar los conflictos campesinos de Antequera según el esquema establecido por Tuñón de Lara, por cuanto a los móviles salariales se unen cuestiones societarias y solidarias, pero al mismo tiempo hay un trasfondo político avanzado, pues los objetivos que persigue el partido que las impulsa son netamente revolucionarios. Es imprescindible y labor fundamental del Partido Comunista de España una agitación sistemática y regular en el campo. La clase obrera no puede consolidar su victoria sin contar por lo menos con una parte de los braceros agrícolas y campesinos pobres. La labor de los comunistas en el campo adquiere una enorme importancia y su apoyo, durante la guerra, a los pequeños propietarios buscando su neutralización, permitiría el triunfo de la revolución proletaria.


[1] Juliá, Santos “3 (1931-1939)” en Tuñón de Lara, Manuel “Historia del Socialismo Español”. Pág. 33.

[2] El Popular y Amanecer de los días 12, 13, 15 y 17 de octubre de 1931.

[3] Amanecer. Día 15 de noviembre de 1931.Pág. 5.

[4] El Popular. 29 de marzo de 1932

[5] Tuñón de Lara, Manuel “La II República”. Pág. 135.
[6] Amanecer. 31 de marzo de 1932.

[7] Ibídem. 9 de abril de 1932.

9/26/2011

1931 Conflictividad obrera. Labor sindical.


La proclamación de la República suspendió momentáneamente la conflictividad social, pero ésta reaparece nuevamente en primer término en aquellos lugares que tienen mayor influencia anarquista o comunista. Los primeros conflictos de importancia se van a producir en Sevilla con declaraciones de huelga encadenadas, la gran mayoría de Sindicatos de la Unión Local de influencia comunista, que culminan en un Primero de Mayo con múltiples incidentes que provocan el paro del día 2.
Pero también hay huelgas en Vizcaya, de inspiración anarquista y comunista, en Asturias, donde el Sindicato Unico de Mineros, con influencia comunista y anarcosindicalista, reclama la jornada de siete horas enfrentándose a la agrupación obrera mayoritaria que está federada en la U.G.T., y en Barcelona, de metalúrgicos.
Pero la más importante es la C.N.T. organiza en la Telefónica y que se solapa con los graves conflictos que tienen lugar en Sevilla en Julio. La estrategia de la C.N.T, preveía la declaración una serie de huelgas que se combinaran con la de la telefónica, por lo que, en unión con los sindicatos comunistas de la Unión Local, convocaron la huelga general para el día 20 de julio. Se producen graves incidentes en el entierro de la víctima de un enfrentamiento[1], que causan siete muertos, cuatro obreros y tres guardias civiles, declarándose huelga general durante 48 horas en protesto por los sucesos, comenzando a partir de ahí una cadena de hechos que no hacen sino agravar el conflicto, se declara el Estado de Guerra y se producen violentos choques con los manifestantes en el centro de la ciudad, mientras la huelga se extiende a los pueblos limítrofes. En la madrugada del día 23, cuatro comunistas perecen por la aplicación de la ley de fugas y la artillería destruye a cañonazos un colmado, donde se reúnen con frecuencia los sindicalistas[2].
La violenta represión de la huelga modifica los comportamientos de las organizaciones sindicales y establece los reflejos de clase con que funcionaban los aparatos coactivos del Estado, que seguían siendo los mismos[3].
En Málaga, la movilización obrera se intensifica, el número de conflictos declarados en la capital pasa de 9 en 1931 a 15 en 1932 y 22 en 1933, con un considerable descenso durante el bienio republicano de derechas, para volver a intensificarse tras el triunfo del Frente Popular. Del mismo modo, la lentitud de las medidas gubernamentales respecto a la tierra, la actitud patronal y la grave crisis extenderá la conflictividad en el medio rural.
El Partido Comunista en Málaga que cuenta con una estructura sindical limitada, ejerce su influencia sobre las siguientes sociedades obreras: Dependientes de Comercio, Piel, Metalurgia, Cajas de Cartón, Ferroviarios; Panaderos y Pescaderos, que están adheridos a la “Unión Regional de Sindicatos” y, posteriormente, tras la Conferencia Nacional de Unidad Sindical celebrada en 1932 en San Sebastián, en la Confederación General del Trabajo Unitario,
De acuerdo con las tesis de la Internacional Comunista y la política sindical resultante de la Conferencia de Pamplona, el partido desarrolla una estrategia de infiltración sindical y creación de fracciones comunistas que le lleva a controlar importantes federaciones obreras, bien integrados dentro de la C.N.T., como, posteriormente, tras la absorción de los Sindicatos Comunistas en la Unión General de Trabajadores.
La maniobra de “reconstrucción de la C.N.T.” había fracasado en Sevilla, donde la Federación Local de la C.N.T. no permitió la infiltración, pero en Málaga la situación es distinta y a pesar de que no tenemos información sobre la creación de ningún Comité para la Reconstrucción de la C.N.T., es evidente que el Partido Comunista colabora con la C.N.T., integrado en sus Sindicatos.
A lo largo de los años 1932 y 1933 la C.N.T, pese al aparente triunfo de los moderados en el Congreso de junio de 1931, se opone a cualquier tipo de colaboración, y rechaza las Federaciones de Industria, contraponiéndolas a los Sindicatos de Oficio, lo que impedía la modernización del Sindicato y la enfrentaba a las fracciones comunistas que en algunas Federaciones como la Asturiana o la de Vizcaya estaban integradas en la Confederación. Igualmente la estrategia de “gimnasia revolucionaria” impuesta por la F.A.I., y su insurreccionalismo crean distancias con la línea de actuación del Partido Comunista.
Podemos ver que la estrategia comunista no difería entre 1930 y1931 de la anarcosindicalista, pero partir de la sustitución de Bullejos por José Díaz en la dirección del partido se observa un alejamiento que se concreta en la creación de la Confederación General del Trabajo Unitario, por transformación del Comité surgido de la Conferencia de Unidad Sindical celebrada en junio de 1932 en San Sebastián.
La opinión de Javier Tussel[4] es que la procedencia cenetista de muchos cuadros del P.C.E. unifica sus estrategias: “...lo que más nos interesa es constatar que su estrategia no era muy diferente de la anarcosindicalista. De hecho, de esta procedencia era más de un tercio de su militancia”. Por el contrario la opinión de Tuñón de Lara[5] es que el P.C.E. carece de estrategia hasta que Bullejos no es sustituido.
En Málaga a partir de la huelga ferroviaria de 1932, se tensaron las relaciones entre confederales y comunistas que inician una política sindical de corte más agresivo, manteniendo el principio de “clase contra clase” y “frente único por la base” por lo que se dirige a todos los trabajadores, incluso a los sindicados, lo que les lleva a frecuentes enfrentamientos con el resto de las organizaciones sindicales. Resulta significativo el llamamiento[6] a todos los obreros del ramo realizado por los Grupos de Oposición Sindical Revolucionaria de la Construcción:
A todos los camaradas que componen dicho grupo y en particular a todos los trabajadores del ramo, que simpaticen con nuestra iniciativa y estén descontentos con la actuación del sindicato único.
Camaradas al constituirse este grupo, no viene a dividir más a los trabajadores de este ramo, sino que  por el contrario, viene a velar por que aquellas mejoras que tantos sacrificios costaron arrancar a la patronal se cumplan.
Es nuestro primer deseo empezar a trabajar de manera porque todos los conflictos y litigios planteados en la localidad vayan teniendo solución.
Para ello tenemos que contar con vuestro apoyo y desinterés para que formando un “frente único” de lucha podamos terminar con tantas arbitrariedades y atropellos que estamos constantemente siendo víctimas.
Ya que vuestros jefes sindicales no se ocupan para nada de dar solución a dichos conflictos, es propósito decidido de este grupo el exigir, por medio de una abierta propaganda el que tantos y tantos solares vallados se edifiquen terminando con ello, en parte, el pavoroso problema del paro forzoso en esta localidad.
Para hacer un estudio analítico de lo que más arriba indicamos, se convoca para el jueves día 6 del corriente en nuestro domicilio social de C/Cerrojo nº 1.
Convencidos de que no faltaréis quedamos vuestros. Por el grupo. El Comité.”
Vamos a analizar dos conflictos en los que es destacable la política sindical del Partido; el primero es el del campo de la Comarca de Antequera organizado por el “Sindicato de Obreros Agricultores” lo largo del primer bienio republicano, y el otro es el que mantiene el “Sindicato de Andaluces y Sur de España” contra la Compañía de Ferrocarriles Andaluces.


[1] El Sol. 21 de julio de 1931.

[2] Ibídem. 24 de julio de 1931

[3] Tuñón de Lara, Manuel, “La Segunda República”. Pág. 130.

[4] Tussell, Javier “Siglo XX”. Pág. 360.

[5] Tuñón de Lara. Opus cit. Pág. 143.

[6] El Popular. Día 1 de abril de 1933. Pág. 5.