10/24/2011

La Huelga de los FF.AA. en 1931, Expulsión de la subsección malagueña del “Sindicato de Andaluces y Sur de España

Tras la fallida huelga de 1930, que como recordamos se neutralizó por el propio Comité ante las promesas de solución que hace el Ministro de Fomento al presidente del Sindicato, en presencia del político malagueño y Ministro igualmente Sr. Estrada, la movilización política general obliga a la organización a incorporarse a una da las grandes corrientes sindicales para lo que se convoca un Congreso Extraordinario, que se ha de celebrar en Málaga en los meses de julio y agosto[1]. Están representados más de 8.000 trabajadores de los 10.000 que componen la plantilla.
El Congreso desarrolla las ponencias económicas y profesionales con escasas discrepancias, esperando con expectación las ponencias sociales que iban a dictaminar sobre cuestiones transcendentales para la marcha de la organización. Pasando sobre puntos de gran importancia como el nombramiento de dirigentes, o el de la Junta Administrativa, los debates más acalorados se producen en la definición de la estructura del organismo y la reforma del Reglamento.
La propuesta que supone el ingreso en la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria y la modificación estructural del “Sindicato de Andaluces y Sur de España” transformando el Sindicato en Sección y las secciones en subsecciones, encuentra la oposición de los delegados de Málaga ya que no se ha realizado un plebiscito. Esta postura es común en la estrategia sindical del Partido Comunista, pues favorece la intensificación de las reivindicaciones revolucionarias. Pero dado que el Sindicato había fijado mediante circular que el plebiscito se debía realizar por secciones y en numerosos casos así se había hecho, las secciones de Alicante, Algeciras, Almería, Cádiz, Córdoba, Jerez, Martos y Utrera apoyan el ingreso en la F.N.I.F. Ante esta situación la Delegación de Málaga, a través de su portavoz, Sr. Faura, exige la libertad de tendencia al ingresar en la C.N.T.:
“ Puesto que la C.N.T. va a hacer una política anarquista, no se debe permitir, puesto que hay libertad de ideas y no debe atenerse a sustentar una sola”.
La cuestión se soluciona estipulando que la F.A.I., no pueda tener intervención alguna en la Organización de la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria y la adopción de posturas diferenciadas ante los Comités Paritarios, lo que supone una concesión a las tesis defendidas por los malagueños y en esas condiciones se aprueba la Adhesión a la C.N.T. y la reconversión de la sociedad obrera[2].
Es patente la influencia del Partido Comunista y su tesis de “reconstrucción de la C.N.T.” en la actitud de los delegados de Málaga en el Congreso Extraordinario que consiguen la formación de una fracción sindical y una célula comunista que ejercerán una labor de agitación y propaganda sistemática e insistente dentro del Sindicato. Esa labor comunista fraccional será negada en repetidas ocasiones por Agustín Campos[3].
El silencio de la compañía ante las reivindicaciones obreras y la conciencia de agravio comparativo con otras regiones, en las que los ferroviarios gozaban de mejores condiciones salariales va generando un ambiente propicio al inicio de una huelga reivindicativa.
En el mes de septiembre, los delegados que habían asistido al pleno nacional de la F.N.I.F., informan a la asamblea reunida en el local social del acuerdo de huelga adoptado ante la falta de respuesta de la Compañía, fijándose para el 17 de octubre. Antes, el día 22 de septiembre se celebra un acto de afirmación sindical, al que acuden la mayoría de los medios de prensa local que informará del desarrollo del conflicto.
La respuesta de la Compañía justificando la imposibilidad de atender las solicitudes de los obreros ya que los ingresos no cubrían los gastos de explotación y de personal, estando incluso suspendido el servicio de amortización y pago de intereses de las obligaciones emitidas. La nota de la compañía se acerca a la realidad, como destaca Tedde[4] “ el ferrocarril supuso un negocio modesto, que proporcionó beneficios sensiblemente inferiores a los ofrecidos por otras alternativas”. Los retrasos españoles en la construcción de líneas de ferrocarril impulsó, durante el Bienio Progresista, una legislación que contenía un mecanismo mediante el cual se atrajo capital al sector de forma irreflexiva. Dado que las concesiones se hacían en subasta lo que suponía la ejecución de los proyectos con baja calidad, por lo que los beneficios de los constructores acababan convirtiéndose en costes adicionales para las compañías usuarias de la red que además habían capitalizado sus inversiones de forma especulativa, con un elevadísimo coste financiero que iba a gravar sus resultados durante mucho tiempo. Esta deficiente estructura financiera y material explica la paradoja de que las compañías incurrieran en pérdidas en épocas de bajo y de elevado tráfico. Si la demanda era baja los costes financieros provocaban pérdidas y si el tráfico era elevado la deficiente estructura material necesitaba continuas reparaciones que las compañías no se podían permitir[5]. Era pues necesaria la ayuda pública que el Gobierno Republicano había prometido para que las Compañías ferroviarias españolas pudieran afrontar sin problemas su futuro; la evidencia es que en 1931 tales promesas estaban incumplidas.
La huelga es muy meditada y los obreros lamentan el paso :”... que se ven obligados a dar[6]. La dirección de la huelga recae sobre un doble Comité: el de Relaciones, que dirige los aspectos negociadores del conflicto y el de Huelga, que controla la dirección sobre el terreno de la misma. Las acciones de los dos Comités comenzaron estableciendo una serie de normas de seguridad de obligado cumplimiento para evitar la atribución a los huelguistas de acciones violentas. El día 15 se celebra una asamblea extraordinaria para dar cuenta de las últimas disposiciones y se lee una circular de la FNIF, en la que propone a todos los afiliados la aportación de una cuota de 5 pesetas para caja de sostén de los afiliados andaluces durante la huelga y además, ofrece por si fuera necesario una huelga general de solidaridad que implique a toda la Federación.
El día 16 se celebra una nueva asamblea ya que el Gobernador Civil ha informado sobre el aplazamiento de la huelga hasta después del Consejo de Ministros del día 19 que iba a tratar el problema, lo que desmiente el Comité tras entrevistarse con el Gobernador. Se lee un escrito de la Federación Local de Sindicatos que pide el boicot a todas las transacciones relacionadas con los FF.AA., finalizando la asamblea con el ruego de sensatez y disciplina.
Como respuesta a la huelga de ferroviarios el Gobierno ha ordenado el envío de dos compañías de ingenieros al mando de un teniente coronel para controlar la red. Esta actitud del Gobierno que utiliza al Ejército en los conflictos obreros es condenada por el Comité de Radio malagueño, en carta enviada al periódico Amanecer y publicada el día 21 de octubre. Por su interés, y dado que establece la postura oficial del Partido la reproducimos integra:
“El Ejército y las huelgas.
En el terreno político, la burguesía establece un poder moderador que interviene, aunque sólo sea en teoría, imparcialmente en los conflictos entre los otros poderes, el legislativo y el ejecutivo. Con esta martingala se engaña al pueblo haciéndole creer que efectivamente existe un poder imparcial que sólo se inspira en el interés general. Nosotros, los comunistas, no podemos creer en esta imparcialidad y a que estamos en el secreto de todas las combinaciones del capitalismo para mantener su predominio. Más hemos de reconocer que, por lo menos, se “guardan las formas”.
Muy otra cara, de muy distinta manera procede la burguesía en el terreno social. Aquí no sabe “guardar las formas”. Aunque asegura que el Estado, que la Autoridad constituida es neutral en los conflictos entre el capital y el trabajo, en cuanto se le presenta la ocasión proceden, dicho Estado y dicha Autoridad, en defensa delos intereses  que representan, sin ambages, sin tapujos, a cara descubierta, abusando del poder, en defensa no del interés general sino de los intereses de los capitalistas de los que son genuina representación el Estado y la Autoridad. Tal es la intervención del Ejército en los conflictos sociales. En Málaga hemos tenido recientes ejemplos de lo que decimos. En la huelga de tranviarios se utilizaron militares para suplir al personal de la huelga. En las actuales huelgas de panaderos y ferroviarios ocurre los mismo. ¿Dónde está la imparcialidad del Estado? El Ejército no puede, no debe ser utilizado para la defensa de los intereses particulares. El Ejército lo paga el pueblo, lo sostiene con su sangre y su dinero para defensa de la integridad nacional, hasta que una nueva estructuración de la Humanidad sobre la tierra lo haga innecesario.
El Radio Comunista de Málaga, protesta de la parcialidad del Estado “democrático” español que presta los soldados y los oficiales del Ejército a los capitalistas. En esta cuestión, lo que nos interesa a los comunistas son los hijos del pueblo, los soldados utilizados mediante la disciplina militar contra los trabajadores, contra sus hermanos de clase. La burguesía tiene la obligación de hacer prestigioso el ejército nacional, no puede sumirlo en la impopularidad, no puede divorciarlo del pueblo. En defensa de su prestigio de soldados, el único elemento fundamental del Ejército, el verdadero Ejército, en suma, debe recabar que se le circunscriba en su función normal. Por el Comité de Radio. José Ochoa”
Son evidentes dos aspectos, el concepto de Ejército Popular que el Partido Comunista impulsará durante la Guerra Civil, y el enfrentamiento con el Gobierno de la República en el que no hace distingos a la presencia de socialistas. La visión y la estrategia comunista en aquellos momentos era la de tratar de socialfascistas al P.S.O.E. y reprobar su política reformista que utiliza la legislación laboral como vía al socialismo.
La huelga comenzó el día 17[7] sin incidentes reseñables y secundada por 2.500 trabajadores de la subsección de Málaga, entre los que se encontraban los obreros de depósitos, maquinistas, fogoneros, factores, telegrafistas, taquilleros, guardas, escopeteros y personal de reserva. De todas las provincias andaluzas se reciben excelentes noticias excepto de Almería, Granada y Guadix que han decidido no ir a la huelga, por lo que el número total de huelguistas asciende a 8.500 de una plantilla de 10.000 empleados. Sorprende el escaso número de trabajadores afiliados a la U.G.T., mayoritaria en el resto del Estado, y que en Andalucía, según datos de la misma Unión, apenas alcanza el número de 500.
Como era previsible tras la llegada de las dos compañías de ingenieros se militarizaron las líneas, recibiendo además los obreros que formaron parte de las escala de complemento ferroviaria órdenes de incorporación al servicio. Ante estos hechos los Comités, el de Huelga y el de Relaciones, convocan asamblea extraordinaria que debe nombrar una comisión que se entreviste con el Gobernador militar, pues según un Decreto de la República el cuerpo se había disuelto, pero las autoridades militares no atienden a razones. A pesar de todo los obreros militarizados se negaron a hacer el servicio, pese a la gravedad que tal acto conllevaba[8].
A fin de garantizar el orden público, pero más bien como medida de presión, el día 20 del Gobernador Civil ordena la clausura de los centros obreros de la C.N.T y la detención del Comité de Huelga, mientras que el de Relaciones que envía un llamamiento a los obreros, solicitando firmeza: “....la gran fuerza sois vosotros, pensad que mientras los ferroviarios no trabajen el triunfo es nuestro....”[9].
El Partido Radical Socialista, que incorpora en su programa la nacionalización de los ferrocarriles, apoya las pretensiones del Sindicato de ferroviarios, y eleva una enérgica protesta por la detención del Comité. Lógicamente la Federación Local de la C.N.T., protesta oficialmente por la forma “ilegal y arbitraria” con la que se había procedido a la clausura de sus locales.
La huelga se mantiene con el mismo tono durante varios días, sin que el intento de mediación de las Cámaras de Comercio sirva para nada y entre las notas oficiosas del Gobierno Civil afirmando que la huelga es un fracaso y los desmentidos del Comité de Relaciones. Por último la mediación del Alcalde de la ciudad Sr. Alva logra la liberación del Comité de Huelga como paso previo a una Asamblea que debe ratificar o no la continuidad del conflicto. La Asamblea ratifica la continuidad de la huelga y faculta a la Federación para las negociaciones oportunas.
Pero sorpresivamente el Comité de Relaciones pide el día 28 la vuelta al trabajo mediante una nota que se hace pública en la prensa:
“Nos reintegramos los 11.500 hombres a nuestros servicios en vista de las manifestaciones que la Comisión Ejecutiva del Sindicato Nacional Ferroviario de la U.G.T. no desmentida por el Gobierno, que ha hecho circulares, notas a la prensa y actos públicos, afirmando que las mejoras económicas para todos los ferroviarios, están concedidas, pero no se darían a conocer hasta tanto no se reintegraran al servicio los huelguistas de Andaluces; y conscientes de la responsabilidad que sobre nosotros recaería el perjudicar, según Trifón Gómez al resto de los ferroviarios, hemos acordado la vuelta al trabajo después de demostrar nuestra potencia orgánica y nuestro espíritu de lucha”[10].
El Comité de Huelga se declara ajeno a eses manifiesto, pero la huelga ya ha fracasado y las pretendidas mejoras nunca fueron llevadas a la práctica. A partir de ese momento se abre una seria crisis en el seno de la Sección, que dirigida por el Partido Comunista de España, a través de la subsección de Málaga, terminará con la expulsión del grupo malagueño y la fundación del Sindicato Autónomo Ferroviario y Sur de España, englobado en la estructura sindical del P.C.E.
En el año 1932, se prepara el Primer Pleno Regional, primera reunión conjunta tras la fracasada huelga de 1931,que se celebrará en Málaga entre los días 28 y 30de mayo con el siguiente Orden del Día: Actitud del Pleno ante los sectores políticos oposicionistas en esta organización; Informe de la Junta Administrativa del edificio social; Proposiciones generales y nombramiento de nuevo Comité.
El debate se acalora rápidamente pues Agustín Campos de la subsección de Málaga, pregunta si los miembros de la Federación Local, que se encuentran presentes lo hacen como representantes de la C.N.T. o a título de simple trabajador, con las protestas casi unánimes del resto de las subsecciones que afirman los escasos conocimientos de los asuntos sindicales pues sin la ayuda de la C.N.T. nada se conseguiría.
Inmediatamente después, y tras la censura a la Subsección de Almería por su actuación en la pasada huelga, se aborda la cuestión principal que no es otra que la acusación que se hacía a Antonio Sánchez Alvarez, dirigente de la subsección malagueña, de haber desprestigiado a la Sección en un articulo de Mundo Obrero, por lo que se le pide una rectificación en La Tierra y Solidaridad Obrera, a lo que Antonio Sánchez asiente.
El debate continúa centrado en la actitud del grupo malagueño que responde a las cuestiones que se le plantean hasta que Agustín Campos afirma en una de sus intervenciones que  la C.N.T. ha utilizado a los ferroviarios para sus fines insurreccionales. A partir de ahí, sin que los intentos de disculparse de Campos sean escuchados se propone por el delegado de Algeciras Sr. Medina y se obtiene la expulsión del grupo malagueño de la Sección sindical.
Para comunicar de forma oficial a los afiliados de la subsección los acuerdos adoptados se convoca una asamblea que no puede llevarse a efecto pues los ferroviarios malagueños se solidarizan con los dirigentes expulsados y constituyen el Sindicato autónomo ya mencionado, con unos efectivos cifrados en 1.238 trabajadores[11].


[1] Amanecer y El Popular del 30 de julio de 1931 hacen las primeras reseñas sobre el Congreso, aunque luego tratarán de forma exhaustiva la huelga.

[2] Amanecer 2 de Agosto de 1931

[3] Amanecer. Jueves 19 de noviembre de 1931.
....hay tres compañeros en la dirección de la subsección sindical que no pertenecen al P.C.E.”

[4] Tedde de Lorca, Pedro “Las compañías ferroviarias en España 1855-1935” Pág. 233.
[5] Tortella, Gabriel “El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX” .Pág. 112 y 113.

[6] El Popular. 2 de octubre de 1931.
[7] El Popular.18 de octubre de 1931.

[8] Ibídem.20 de octubre de 1931.

[9] Ibídem. 21 de octubre de 1931.

[10] Amanecer y El Popular .29 de octubre de 1931.
[11] Para seguir el desarrollo del Pleno Regional ver El Popular de los días 29, 30 y 31 de mayo de 1932.

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