Tras la fallida huelga de 1930, que como recordamos se
neutralizó por el propio Comité ante las promesas de solución que hace el
Ministro de Fomento al presidente del Sindicato, en presencia del político
malagueño y Ministro igualmente Sr. Estrada, la movilización política general
obliga a la organización a incorporarse a una da las grandes corrientes sindicales
para lo que se convoca un Congreso Extraordinario, que se ha de celebrar en
Málaga en los meses de julio y agosto[1].
Están representados más de 8.000 trabajadores de los 10.000 que componen la
plantilla.
El Congreso desarrolla las ponencias económicas y
profesionales con escasas discrepancias, esperando con expectación las
ponencias sociales que iban a dictaminar sobre cuestiones transcendentales para
la marcha de la organización. Pasando sobre puntos de gran importancia como el
nombramiento de dirigentes, o el de la Junta Administrativa, los debates más
acalorados se producen en la definición de la estructura del organismo y la
reforma del Reglamento.
La propuesta que supone el ingreso en la Federación Nacional
de la Industria Ferroviaria y la modificación estructural del “Sindicato de
Andaluces y Sur de España” transformando el Sindicato en Sección y las
secciones en subsecciones, encuentra la oposición de los delegados de Málaga ya
que no se ha realizado un plebiscito. Esta postura es común en la estrategia
sindical del Partido Comunista, pues favorece la intensificación de las
reivindicaciones revolucionarias. Pero dado que el Sindicato había fijado
mediante circular que el plebiscito se debía realizar por secciones y en
numerosos casos así se había hecho, las secciones de Alicante, Algeciras,
Almería, Cádiz, Córdoba, Jerez, Martos y Utrera apoyan el ingreso en la
F.N.I.F. Ante esta situación la Delegación de Málaga, a través de su portavoz,
Sr. Faura, exige la libertad de tendencia al ingresar en la C.N.T.:
“ Puesto que la C.N.T.
va a hacer una política anarquista, no se debe permitir, puesto que hay
libertad de ideas y no debe atenerse a sustentar una sola”.
La cuestión se soluciona estipulando que la F.A.I.,
no pueda tener intervención alguna en la Organización de la Federación Nacional
de la Industria Ferroviaria y la adopción de posturas diferenciadas ante los
Comités Paritarios, lo que supone una concesión a las tesis defendidas por los
malagueños y en esas condiciones se aprueba la Adhesión a la C.N.T. y la
reconversión de la sociedad obrera[2].
Es patente la influencia del Partido Comunista y su tesis de
“reconstrucción de la C.N.T.” en la actitud de los delegados de Málaga en el
Congreso Extraordinario que consiguen la formación de una fracción sindical y
una célula comunista que ejercerán una labor de agitación y propaganda
sistemática e insistente dentro del Sindicato. Esa labor comunista fraccional
será negada en repetidas ocasiones por Agustín Campos[3].
El silencio de la compañía ante las reivindicaciones obreras
y la conciencia de agravio comparativo con otras regiones, en las que los
ferroviarios gozaban de mejores condiciones salariales va generando un ambiente
propicio al inicio de una huelga reivindicativa.
En el mes de septiembre, los delegados que habían asistido
al pleno nacional de la F.N.I.F., informan a la asamblea reunida en el local
social del acuerdo de huelga adoptado ante la falta de respuesta de la
Compañía, fijándose para el 17 de octubre. Antes, el día 22 de septiembre se
celebra un acto de afirmación sindical, al que acuden la mayoría de los medios
de prensa local que informará del desarrollo del conflicto.
La respuesta de la Compañía justificando la imposibilidad de
atender las solicitudes de los obreros ya que los ingresos no cubrían los
gastos de explotación y de personal, estando incluso suspendido el servicio de
amortización y pago de intereses de las obligaciones emitidas. La nota de la
compañía se acerca a la realidad, como destaca Tedde[4]
“ el ferrocarril supuso un negocio modesto,
que proporcionó beneficios sensiblemente inferiores a los ofrecidos por otras
alternativas”. Los retrasos españoles en la construcción de líneas de
ferrocarril impulsó, durante el Bienio Progresista, una legislación que
contenía un mecanismo mediante el cual se atrajo capital al sector de forma
irreflexiva. Dado que las concesiones se hacían en subasta lo que suponía la
ejecución de los proyectos con baja calidad, por lo que los beneficios de los
constructores acababan convirtiéndose en costes adicionales para las compañías
usuarias de la red que además habían capitalizado sus inversiones de forma
especulativa, con un elevadísimo coste financiero que iba a gravar sus
resultados durante mucho tiempo. Esta deficiente estructura financiera y
material explica la paradoja de que las compañías incurrieran en pérdidas en
épocas de bajo y de elevado tráfico. Si la demanda era baja los costes
financieros provocaban pérdidas y si el tráfico era elevado la deficiente
estructura material necesitaba continuas reparaciones que las compañías no se
podían permitir[5].
Era pues necesaria la ayuda pública que el Gobierno Republicano había prometido
para que las Compañías ferroviarias españolas pudieran afrontar sin problemas
su futuro; la evidencia es que en 1931 tales promesas estaban incumplidas.
La huelga es muy meditada y los obreros lamentan el paso
:”... que se ven obligados a dar[6]”. La dirección de la huelga recae sobre
un doble Comité: el de Relaciones, que dirige los aspectos negociadores del
conflicto y el de Huelga, que controla la dirección sobre el terreno de la
misma. Las acciones de los dos Comités comenzaron estableciendo una serie de
normas de seguridad de obligado cumplimiento para evitar la atribución a los
huelguistas de acciones violentas. El día 15 se celebra una asamblea
extraordinaria para dar cuenta de las últimas disposiciones y se lee una
circular de la FNIF, en la que propone a todos los afiliados la aportación de
una cuota de 5 pesetas para caja de sostén de los afiliados andaluces durante
la huelga y además, ofrece por si fuera necesario una huelga general de
solidaridad que implique a toda la Federación.
El día 16 se celebra una nueva asamblea ya que el Gobernador
Civil ha informado sobre el aplazamiento de la huelga hasta después del Consejo
de Ministros del día 19 que iba a tratar el problema, lo que desmiente el
Comité tras entrevistarse con el Gobernador. Se lee un escrito de la Federación
Local de Sindicatos que pide el boicot a todas las transacciones relacionadas
con los FF.AA., finalizando la asamblea con el ruego de sensatez y disciplina.
Como respuesta a la huelga de ferroviarios el Gobierno ha
ordenado el envío de dos compañías de ingenieros al mando de un teniente
coronel para controlar la red. Esta actitud del Gobierno que utiliza al Ejército
en los conflictos obreros es condenada por el Comité de Radio malagueño, en
carta enviada al periódico Amanecer y publicada el día 21 de octubre. Por su
interés, y dado que establece la postura oficial del Partido la reproducimos
integra:
“El Ejército y las
huelgas.
En el terreno
político, la burguesía establece un poder moderador que interviene, aunque sólo
sea en teoría, imparcialmente en los conflictos entre los otros poderes, el
legislativo y el ejecutivo. Con esta martingala se engaña al pueblo haciéndole
creer que efectivamente existe un poder imparcial que sólo se inspira en el
interés general. Nosotros, los comunistas, no podemos creer en esta
imparcialidad y a que estamos en el secreto de todas las combinaciones del
capitalismo para mantener su predominio. Más hemos de reconocer que, por lo
menos, se “guardan las formas”.
Muy otra cara, de muy
distinta manera procede la burguesía en el terreno social. Aquí no sabe
“guardar las formas”. Aunque asegura que el Estado, que la Autoridad constituida
es neutral en los conflictos entre el capital y el trabajo, en cuanto se le
presenta la ocasión proceden, dicho Estado y dicha Autoridad, en defensa delos
intereses que representan, sin ambages,
sin tapujos, a cara descubierta, abusando del poder, en defensa no del interés
general sino de los intereses de los capitalistas de los que son genuina
representación el Estado y la Autoridad. Tal es la intervención del Ejército en
los conflictos sociales. En Málaga hemos tenido recientes ejemplos de lo que
decimos. En la huelga de tranviarios se utilizaron militares para suplir al
personal de la huelga. En las actuales huelgas de panaderos y ferroviarios
ocurre los mismo. ¿Dónde está la imparcialidad del Estado? El Ejército no
puede, no debe ser utilizado para la defensa de los intereses particulares. El
Ejército lo paga el pueblo, lo sostiene con su sangre y su dinero para defensa
de la integridad nacional, hasta que una nueva estructuración de la Humanidad
sobre la tierra lo haga innecesario.
El Radio Comunista de
Málaga, protesta de la parcialidad del Estado “democrático” español que presta
los soldados y los oficiales del Ejército a los capitalistas. En esta cuestión,
lo que nos interesa a los comunistas son los hijos del pueblo, los soldados
utilizados mediante la disciplina militar contra los trabajadores, contra sus
hermanos de clase. La burguesía tiene la obligación de hacer prestigioso el
ejército nacional, no puede sumirlo en la impopularidad, no puede divorciarlo
del pueblo. En defensa de su prestigio de soldados, el único elemento
fundamental del Ejército, el verdadero Ejército, en suma, debe recabar que se
le circunscriba en su función normal. Por el Comité de Radio. José Ochoa”
Son evidentes dos aspectos, el concepto de Ejército
Popular que el Partido Comunista impulsará durante la Guerra Civil, y el
enfrentamiento con el Gobierno de la República en el que no hace distingos a la
presencia de socialistas. La visión y la estrategia comunista en aquellos
momentos era la de tratar de socialfascistas al P.S.O.E. y reprobar su política
reformista que utiliza la legislación laboral como vía al socialismo.
La huelga comenzó el día 17[7]
sin incidentes reseñables y secundada por 2.500 trabajadores de la subsección
de Málaga, entre los que se encontraban los obreros de depósitos, maquinistas,
fogoneros, factores, telegrafistas, taquilleros, guardas, escopeteros y
personal de reserva. De todas las provincias andaluzas se reciben excelentes
noticias excepto de Almería, Granada y Guadix que han decidido no ir a la huelga,
por lo que el número total de huelguistas asciende a 8.500 de una plantilla de
10.000 empleados. Sorprende el escaso número de trabajadores afiliados a la
U.G.T., mayoritaria en el resto del Estado, y que en Andalucía, según datos de
la misma Unión, apenas alcanza el número de 500.
Como era previsible tras la llegada de las dos compañías de
ingenieros se militarizaron las líneas, recibiendo además los obreros que
formaron parte de las escala de complemento ferroviaria órdenes de
incorporación al servicio. Ante estos hechos los Comités, el de Huelga y el de
Relaciones, convocan asamblea extraordinaria que debe nombrar una comisión que
se entreviste con el Gobernador militar, pues según un Decreto de la República
el cuerpo se había disuelto, pero las autoridades militares no atienden a
razones. A pesar de todo los obreros militarizados se negaron a hacer el
servicio, pese a la gravedad que tal acto conllevaba[8].
A fin de garantizar el orden público, pero más bien como
medida de presión, el día 20 del Gobernador Civil ordena la clausura de los
centros obreros de la C.N.T y la detención del Comité de Huelga, mientras que
el de Relaciones que envía un llamamiento a los obreros, solicitando firmeza: “....la gran fuerza sois vosotros, pensad que
mientras los ferroviarios no trabajen el triunfo es nuestro....”[9].
El Partido Radical Socialista, que incorpora en su programa
la nacionalización de los ferrocarriles, apoya las pretensiones del Sindicato
de ferroviarios, y eleva una enérgica protesta por la detención del Comité.
Lógicamente la Federación Local de la C.N.T., protesta oficialmente por la
forma “ilegal y arbitraria” con la
que se había procedido a la clausura de sus locales.
La huelga se mantiene con el mismo tono durante varios días,
sin que el intento de mediación de las Cámaras de Comercio sirva para nada y
entre las notas oficiosas del Gobierno Civil afirmando que la huelga es un
fracaso y los desmentidos del Comité de Relaciones. Por último la mediación del
Alcalde de la ciudad Sr. Alva logra la liberación del Comité de Huelga como
paso previo a una Asamblea que debe ratificar o no la continuidad del
conflicto. La Asamblea ratifica la continuidad de la huelga y faculta a la
Federación para las negociaciones oportunas.
Pero sorpresivamente el Comité de Relaciones pide el día 28
la vuelta al trabajo mediante una nota que se hace pública en la prensa:
“Nos reintegramos los
11.500 hombres a nuestros servicios en vista de las manifestaciones que la
Comisión Ejecutiva del Sindicato Nacional Ferroviario de la U.G.T. no
desmentida por el Gobierno, que ha hecho circulares, notas a la prensa y actos
públicos, afirmando que las mejoras económicas para todos los ferroviarios,
están concedidas, pero no se darían a conocer hasta tanto no se reintegraran al
servicio los huelguistas de Andaluces; y conscientes de la responsabilidad que
sobre nosotros recaería el perjudicar, según Trifón Gómez al resto de los
ferroviarios, hemos acordado la vuelta al trabajo después de demostrar nuestra
potencia orgánica y nuestro espíritu de lucha”[10].
El Comité de Huelga se declara ajeno a eses manifiesto, pero
la huelga ya ha fracasado y las pretendidas mejoras nunca fueron llevadas a la
práctica. A partir de ese momento se abre una seria crisis en el seno de la
Sección, que dirigida por el Partido Comunista de España, a través de la
subsección de Málaga, terminará con la expulsión del grupo malagueño y la
fundación del Sindicato Autónomo Ferroviario y Sur de España, englobado en la
estructura sindical del P.C.E.
En el año 1932, se prepara el Primer Pleno Regional, primera
reunión conjunta tras la fracasada huelga de 1931,que se celebrará en Málaga
entre los días 28 y 30de mayo con el siguiente Orden del Día: Actitud del Pleno
ante los sectores políticos oposicionistas en esta organización; Informe de la
Junta Administrativa del edificio social; Proposiciones generales y
nombramiento de nuevo Comité.
El debate se acalora rápidamente pues Agustín Campos de la
subsección de Málaga, pregunta si los miembros de la Federación Local, que se
encuentran presentes lo hacen como representantes de la C.N.T. o a título de
simple trabajador, con las protestas casi unánimes del resto de las
subsecciones que afirman los escasos conocimientos de los asuntos sindicales
pues sin la ayuda de la C.N.T. nada se conseguiría.
Inmediatamente después, y tras la censura a la Subsección de
Almería por su actuación en la pasada huelga, se aborda la cuestión principal
que no es otra que la acusación que se hacía a Antonio Sánchez Alvarez,
dirigente de la subsección malagueña, de haber desprestigiado a la Sección en
un articulo de Mundo Obrero, por lo que se le pide una rectificación en La
Tierra y Solidaridad Obrera, a lo que Antonio Sánchez asiente.
El debate continúa centrado en la actitud del grupo
malagueño que responde a las cuestiones que se le plantean hasta que Agustín
Campos afirma en una de sus intervenciones que
la C.N.T. ha utilizado a los ferroviarios para sus fines
insurreccionales. A partir de ahí, sin que los intentos de disculparse de
Campos sean escuchados se propone por el delegado de Algeciras Sr. Medina y se
obtiene la expulsión del grupo malagueño de la Sección sindical.
Para comunicar de forma oficial a los afiliados de la
subsección los acuerdos adoptados se convoca una asamblea que no puede llevarse
a efecto pues los ferroviarios malagueños se solidarizan con los dirigentes
expulsados y constituyen el Sindicato autónomo ya mencionado, con unos
efectivos cifrados en 1.238 trabajadores[11].
[1]
Amanecer y El Popular del 30 de julio de 1931 hacen las primeras reseñas
sobre el Congreso, aunque luego tratarán de forma exhaustiva la huelga.
[2]
Amanecer 2 de Agosto de 1931
[3]
Amanecer. Jueves 19 de noviembre de
1931.
“ ....hay tres
compañeros en la dirección de la subsección sindical que no pertenecen al P.C.E.”
[4]
Tedde de Lorca, Pedro “Las compañías
ferroviarias en España 1855-1935” Pág. 233.
[5]
Tortella, Gabriel “El desarrollo de la
España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX” .Pág. 112
y 113.
[6]
El Popular. 2 de octubre de 1931.
[7]
El Popular.18 de octubre de 1931.
[8]
Ibídem.20 de octubre de 1931.
[9]
Ibídem. 21 de octubre de 1931.
[10]
Amanecer y El Popular .29 de octubre
de 1931.
[11]
Para seguir el desarrollo del Pleno Regional ver El Popular de los días 29, 30
y 31 de mayo de 1932.
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