En marzo de 1932 se celebra el IV Congreso del Partido
Comunista en el Palacio de Exposiciones de Sevilla, con serios conflictos entre
Jules Humbert-Droz, representante de la Internacional Comunista y la dirección
de Bullejos. El Congreso que cuenta con la asistencia de 208 delegados en
representación de 12.000 afiliados, de los que 5.600 son andaluces, modifica el
Comité Central, permitiendo el acceso de personas más ligadas a los sectores
obreros como José Díaz, aunque Bullejos todavía mantiene la dirección. Pero se
ha desequilibrado la estructura del Comité Central, adquiriendo una inmensa
importancia el sector andaluz del partido[1],
con 15 miembros en el Comité Central, entre los cuales se encuentran José Ochoa
y Rodrigo Lara.
El Congreso decide igualmente convocar para junio y en San
Sebastián una Conferencia Nacional de Unidad Sindical, que más que nada es un
recuento de “sindicatos rojos” y a la que según Tuñón de Lara asisten “118 delegados en nombre de 153 federaciones
locales y 113.402 afiliados” [2].
El Comité elegido conformaría después la dirección del nuevo sindicato C.G.T.U.
Pero este cambio en la política sindical del partido no se
producirá hasta que tras la “sanjurjada” las tensiones entre el grupo de
Bullejos y la Internacional Comunista alcancen su cénit y se proceda a
expulsarlos por “sabotear la línea
política de la I.C.” y por “sectarismo”.
La realidad es que apoyados por una parte importante del Comité Central y con
la excusa de la consigna “Defensa de la República” que el Comité Ejecutivo
difunde tras el intento de golpe militar de Sanjurjo, el Delegado de la
Internacional Comunista y José Díaz expulsan a Bullejos. Se reorganiza el
Comité Ejecutivo dando entrada a Antonio Mije, Manuel Delicado, Vicente Uribe o
Dolores Ibárruri, avanzando un poco más en la línea de cercanía a las
organizaciones obreras que el reciente Congreso del Partido había iniciado.
El nuevo sindicato sólo celebrará un Congreso, en abril de
1934 con la asistencia de 135 delegados en representación de 180.000
trabajadores, si bien no todos pertenecían orgánicamente a aquella central[3].
La política de acercamientos que establecen los Partidos
Socialista y Comunista a partir de septiembre de 1934, va a conducir a las dos
organizaciones a un proceso de fusión reiteradamente planteado por la C.G.T.U.,
que se inicia en diciembre con la constitución de un Comité de Enlace con
participación de los dos partidos y los dos sindicatos, pero sin facultades
ejecutivas lo que limitó el alcance de su acción. Además, la U.G.T., no podía
permitir una fusión en plano de igualdad de dos sindicatos con una afiliación e
implantación territorial tan diferentes por lo que se invitó a los comunistas a
entrar sin más en ella. Durante 1935 se suceden las llamadas de la C.G.T.U,
pero la directiva de la Unión, en su pleno de julio ha decidido no responder.
La propuesta por Azaña de un pacto republicano-socialista,
que es aceptada por las Ejecutivas del P.S.O.E. de las JJ.SS. y de la U.G.T.,
introduce la condición de que estos pactos incluyeran a otras organizaciones de
carácter obrero o sindical, mencionando expresamente al Partido Comunista de
España, a la C.G.T.U. y a la Federación de Juventudes Socialistas ya muy
cercana a su homónima comunista.
Es destacable que el mismo día que se recibe la propuesta de
Azaña, la Comisión Ejecutiva de la U.G.T., a propuesta de Largo Caballero,
aprueba un plan que iba a permitir abrir negociaciones para el ingreso de la
C.G.T.U. en la Unión. Ésta se produce en noviembre de 1935 y reviste en Málaga
unas características especiales pues va a ser un comunista quien ocupe la
Secretaría Provincial de la U.G.T.
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