9/03/2015

Materialismo cultural

El materialismo cultural es un enfoque de investigación científico en ciencias sociales, que prioriza las condiciones materiales en la explicación sobre las causas de las diferencias y similitudes socioculturales. Un nuevo paradigma basado, pero en ningún caso limitado, por el materialismo dialéctico de los marxistas. El término fue introducido en la obra de Marvin Harris “El desarrollo de la teoría antropológica(1993)en 1968, consideraba que las escuelas antropológicas que surgieron a principios del siglo XX hasta la década de 1940 abandonaron la búsqueda de las causas y orígenes de las instituciones y daban una concepción de la cultura que exageraba los ingredientes irracionales e inescrutables de la vida humana.
“Yo creo que en el dominio de los fenómenos socioculturales el analogum de la estrategia darwiniana es el principio del determinismo tecnoecológico y tecnoeconómico. Este principio sostiene que tecnologías similares aplicadas a medios similares tienden a producir una organización del trabajo similar, tanto en la producción como en la distribución, y ésta a su vez agrupamientos sociales de tipo similar, que justifican y coordinan sus actividades recurriendo a sistemas similares de valores y de creencias. Cuando se traslada a la estrategia de la investigación, el principio del determinismo tecnoecológico y tecnoeconómico concede prioridad al estudio de las condiciones materiales de la vida sociocultural, del mismo modo que el principio de la selección natural da prioridad al estudio de las diferencias de eficacia reproductora.
Al lector sensibilizado la estrategia esbozada le parecerá una forma de materialismo y, efectivamente, yo me referiré a ella a lo largo de todo este libro llamándola la estrategia del «materialismo cultural». Aunque al pensar en el oprobio que suscita tanto en el público en general como en muchos científicos sociales, siento la tentación de evitar el término «materialismo», ceder a ella sería cobarde.” (Harris, El desarrollo de la teoría antropológica: Una historia de las teorías de la cultura, 1993, pág. 3)
 Ante eso propuso un enfoque basado en los trabajos de los antropólogos Leslie White y Julian Steward y sus respectivas teorías de la evolución cultural y ecología cultural. Teorías que Harris ya consideró materialismo cultural, como queda claro en los títulos de los capítulos 22 y 23 de su  libro “El desarrollo de la teoría antropológica(1993), que denomina “Materialismo cultural: La evolución general” y “Materialismo cultural: Ecología cultural”.
A posteriori, en su libro “Antropología cultural(2000) planteado para la enseñanza desarrolla de forma completa su estrategia de investigación, entendida como aquellos supuestos básicos que el investigador posee y reconstruye sobre el objeto de su investigación, en este caso la cultura y su evolución. Trigger (1992, págs. 31-32) identifica lo que Harris denomina estrategias de investigación con las teorías generales o de nivel alto, a las que incorpora el materialismo cultura, y las define así:
“como reglas abstractas que explican las relaciones entre las proposiciones teóricas relevantes para el conocimiento de las categorías principales de fenómenos. El evolucionismo darwiniano y más recientemente la teoría sintética de la evolución biológica, que combina los principios darwinianos con los genéticos, son ejemplos de teorías generales relativas a las ciencias biológicas. En el ámbito humano, las teorías generales se refieren  exclusivamente a la conducta humana […] no existen teorías generales que hayan sido aceptadas universalmente por los científicos sociales como los biólogos han hecho a propósito de la teoría sintética de la evolución. Ejemplos de teorías enfrentadas de nivel alto que han influido en la investigación arqueológica son el marxismo (o materialismo histórico), el materialismo cultural y la ecología cultural”.
 A fin de poder comparar las diferentes culturas, el investigador debe reconocer y usar aquellos elementos que estén presentes en todas las culturas, lo que podemos denominar un patrón universal. Pese a reconocer la existencia de ese patrón universal pocos investigadores comparten el número de categorías se pueden establecer, ni como priorizarlas. Harris propone tres divisiones para los componentes de las culturas: infraestructura, estructura y superestructura.
“En este libro se utilizará un patrón universal integrado por tres divisiones principales: infraestructura, estructura y superestructura.
1. Infraestructura. Se compone de las actividades etic y conductuales mediante las cuales toda sociedad satisface los requisitos mínimos de subsistencia (modo de producción) y regula el crecimiento demográfico (modo de reproducción).
2. Estructura. Se halla constituida por las actividades económicas y políticas de tipo etic y conductual mediante las cuales toda sociedad se organiza en grupos que distribuyen regulan e intercambian bienes y trabajo. Se puede hablar de economías domésticas o economías políticas como componentes universales en el nivel estructural, según que el foco de organización se centre en los grupos domésticos o en las relaciones internas y externas de la sociedad global.
3. Superestructura. Está integrada por la conducta y pensamiento dedicados a actividades artísticas, lúdicas, religiosas e intelectuales junto con todos los aspectos mentales y emic de la estructura e infraestructura de una cultura.” (Harris, Antropología cultural, 2000, pág. 31).
La palabra materialismo del materialismo cultural proviene de la formulación de Karl Marx sobre la influencia de la producción y los procesos materiales en la vida social. Sin embargo el materialismo cultural rechaza la concepción dialéctica de la historia proveniente de Hegel del materialismo dialéctico. Harris añade la presión reproductiva y variables ecológicas a las condiciones materiales.
La palabra cultural sirve para distinguir las causas materiales de los fenómenos socioculturales de otros materialismos orgánicos. Así, se opone a cualquier reduccionismo biológico sobre las diferencias y similitudes socioculturales.
En relación con las diferencias entre materialismo cultural y materialismo dialéctico, Harris afirma:
 “Los materialistas culturales difieren de los materialistas dialécticos principalmente en su rechazo de la noción de que la antropología debe convertirse en parte de un movimiento político destinado a destruir el capitalismo y a favorecer los intereses del proletariado”. (2000, pág. 554)
Como ya hemos visto el materialismo cultural es una estrategia de investigación científica o teoría de alto nivel  y como tal su meta es formular teorías explicativas que lleguen a ser predictivas (o retrodictivas), comprobables (o falsables), parsimoniosas, de amplio alcance e integrables dentro de un corpus teórico coherente y extensible. Esta visión deriva del positivismo lógico y del empirismo.
“Al defender la ciencia y la objetividad no me mueve el propósito de encubrir el fracaso de la ciencia y la tecnología a la hora de mejorar por si solas, la calidad fundamental de la vida humana. [….] Pero sería un grave error concluir que, de haberle retirado nuestro apoyo a la ciencia y la tecnología a principios de este siglo, el resultado hubiera sido más satisfactorio.
Hasta que quede demostrado que los costos de la ciencia superan necesariamente sus beneficios, la solución para una ciencia deficiente es hacer ciencia de mejor calidad.” (Harris, 2000, págs. 158-159)
Harris propone dos conjuntos de distinciones: entre sucesos mentales y conductuales; y entre los puntos de vista emic y etic, términos que tienen origen en el lenguaje. Los sucesos mentales serían el pensamiento y los conductuales serían las acciones y movimientos corporales y los efectos que producen en el medio ambiente:
“La cultura, tal como se define en este libro, consiste tanto en acontecimientos que tienen lugar dentro de la mente de las personas como en la conducta exterior de estas mismas personas. Los seres humanos pueden describir sus pensamientos y conducta desde su propio punto de vista. Por tanto, al estudiar las culturas humanas debemos dejar claro si es el punto de vista del participante nativo o el punto de vista del observador lo que se está expresando. Estos son los puntos de vista emir y etic, respectivamente. Los términos emic y etic han sido tomados prestados de la distinción lingüística entre fonémica y fonética. Tanto el aspecto mental como el conductual de una cultura pueden enfocarse desde los puntos de vista emir o etic. Las versiones emic y etic de la realidad con frecuencia difieren notablemente, aunque hay un cierto grado de correspondencia entre ellas.” (Harris, 2000, pág. 32)
El principio teórico básico del materialismo cultural lo fija Harris al aclarar cuál es la estrategia básica de investigación con la que desarrolla su trabajo:
“La estrategia de investigación seguida en este libro enfatiza la infraestructura como una causa de la estructura y la superestructura, y a esto se le llama materialismo cultural”. (Harris, 2000, pág. 32)
 El principio de primacía de la infraestructura afirma que es mucho más probable que las innovaciones surgidas en la infraestructura sean preservadas y propagadas cuanto más potencien la eficiencia de la producción y la reproducción que sustenten la salud y el bienestar y satisfagan básicas sociales.
Las innovaciones adaptativas suelen seleccionarse incluso aunque se dé una incompatibilidad pronunciada (contradicción) entre ellas y aspectos definidos y existentes en la estructura y la superestructura. Esa incompatibilidad llevará a cambios estructurales y superestructurales. En cambio, las innovaciones de tipo estructural o supraestructural serán probablemente desechadas si se produce una incompatibilidad profunda entre ellas y la infraestructura; es decir, si reducen la eficiencia de los procesos productivos y reproductivos que sustentan la salud y el bienestar y satisfacen necesidades y pulsiones biopsicológicas básicas en el hombre.
Lógicamente dada la presencia de complejos infraestructurales  evolucionados en sociedades diferentes, cabe esperar una convergencia hacia relaciones estructurales y rasgos simbólico-ideacionales similares. Lo contrario también es cierto: diferentes infraestructuras conducen a estructuras distintas y a símbolos e ideas diferentes.
Las innovaciones en los repertorios culturales proceden de muchas fuentes (algunas conscientes, otras inconscientes), y su contribución al bienestar y la salud es objeto de verificaciones continuas. Algunas son seleccionadas y se propagan de generación en generación; otras son descartadas y se eliminan. Como ocurre en los fenómenos de la selección natural y procesos análogos, ni el sistema del materialismo cultural ni sus agentes saben necesariamente hacia dónde se dirigen.
El materialismo cultural defiende una evolución convergente y paralela. Los datos empíricos indican que los sistemas socioculturales humanos han conocido un alto grado de evolución paralela y convergente. Asimismo, cientos de estudios basados en los Human Relationes Area Files u otras importantes bases de datos comparativas demuestran inequívocamente la naturaleza no aleatoria de la selección sociocultural.
Se acepta que, en general, el materialismo cultural es más eficaz en dar explicaciones para la evolución a largo plazo que a corto plazo. Eso ocurre porque el materialismo cultural, frecuentemente, considera situaciones de equilibrio entre la sociedad y el medio, como dicho equilibrio suele tardar cierto tiempo en establecerse a corto plazo son posibles desviaciones importantes respecto a las predicciones.
La definición de cultura para los materialistas culturales se acerca a la inicialmente concebida por Tylor:
“Cultura es el conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida, socialmente adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir y actuar (es decir, su conducta)”. (Harris, 2000, págs. 19-20).

Podemos considerar esta definición como una crítica a la dicotomía que se había generado entre sociedad y cultura.

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