9/03/2015

Estructuralismo

Podemos afirmar que el estructuralismo es una corriente muy extendida en las ciencias sociales y con origen en la lingüística. Inicialmente aparece como una metodología científica que pretende elaborar teorías objetivas y verificables. Su desarrollo en las ciencias de la cultura se basa en la concepción simbólica de la cultura. Ciertamente para Lévi-Strauss (1995) la cultura es un sistema de signos, producidos por la actividad simbólica de la mente humana, y en la que el ser humano pasa de ser el sujeto de la historia y la cultura, a ser un objeto que se conoce por la objetividad y la neutralidad científica.
 El estructuralismo mira al ser humano como objeto de observación y análisis, como cualquier otro objeto de la ciencia, porque el inconsciente precede a lo consciente y todos estamos sometidos a las estructuras. Pero esas estructuras no equivalen a la estructura empírica ni a un armazón fijo; son una estructura dinámica, pero estable y sistémica que no se da en la realidad observable. La noción de estructura social no se refiere a la realidad empírica, sino a los modelos construidos de acuerdo con ésta y las relaciones sociales observables la materia para construirlos y permitir que se desvele la estructura social.
«En primer lugar, una estructura presenta un carácter de sistema. Consiste en elementos tales que una modificación cualquiera en uno de ellos conlleva una modificación en todos los demás. En segundo lugar, todo modelo pertenece a un grupo de transformaciones, cada una de las cuales corresponde a un modelo de la misma familia, de manera que el conjunto de estas transformaciones constituye un grupo de modelos. En tercer lugar, las propiedades antes indicadas permiten prever de qué modo reaccionará el modelo, en caso de modificar uno de sus elementos. En fin, el modelo debe ser construido de tal forma que su funcionamiento pueda dar cuenta de todos los hechos observados». (Lévi-Strauss, Antropología estructural., 1995, págs. 251-252)
Tiene un carácter ternario, y el tercer elemento de esta estructura terciaria estará siempre vacío y preparado para asumir cualquier significado, y está configurado por la historia y la contingencia, esto es, aquellos aspectos que justifican la perpetuación de los fenómenos sociales y culturales.
"Lo que denominamos estructuralismo en el campo de la lingüística o de la antropología, o en el de otras disciplinas, no es más que una pálida imitación de lo que las ciencias naturales han venido realizando desde siempre. La ciencia tiene apenas dos maneras de proceder: es reduccionista o es estructuralista. Es reduccionista cuando descubre que es posible reducir fenómenos que en un determinado nivel son muy complejos a fenómenos más simples en otros niveles. Por ejemplo, hay muchas cosas en la vida que pueden ser reducidas a procesos físico-químicos que las explican parcialmente, aunque no en forma total. Y cuando nos enfrentamos a fenómenos tan complejos que no permiten su reducción a fenómenos de orden inferior, sólo podemos abordarlos estudiando sus relaciones internas, esto es, intentando comprender qué tipo de sistema original forman en conjunto. Y esto es, precisamente, lo que intentamos hacer en lingüística, en antropología y en muchos otros campos.". (Lévi-Strauss, Mito y significado, 1995, págs. 27-28)
Lévi-Strauss denomina a su trabajo con el mismo nombre que su obra publicada en 1958 “Antropología estructural(1995), señalando la orientación positiva que debe tener el estudio de las ciencias sociales. Para Lévi-Strauss el cosmos es un sistema cerrado, un sistema que ocupa la humanidad, y afectado por la entropía. En “Tristes trópicos” (1988, pág. 467) nos dice:
“Así, la civilización, tomada en su conjunto, puede ser descrita como un mecanismo prodigiosamente complejo donde nos gustaría ver la oportunidad que nuestro universo tendría de sobrevivir si su función no fuera la de fabricar lo que los físicos llaman entropía, es decir, inercia. Cada palabra intercambiada, cada línea impresa, establece una comunicación entre dos interlocutores equilibrando un nivel que se caracterizaba antes por una diferencia en la información, y por lo tanto una organización mayor. Antes que «antropología» habría que escribir «entropología» como nombre de una disciplina dedicada a estudiar ese proceso de desintegración en sus manifestaciones más elevadas”.
Frente al estudio sincrónico del funcionalismo, Lévi-Strauss reconocía la importancia de los estudios diacrónicos cuando además reconoce que tanto lo sincrónico como lo diacrónico pueden ser igualmente inconscientes, reduciendo la distancia entre ambos conceptos: “el estudio diacrónico por sí solo —o casi— debe dar cuenta de los fenómenos sincrónicos(Lévi-Strauss, 1995, pág. 176).
La característica estructural más importante de la mente humana es la tendencia a dicotomizar, o a pensar en términos de oposiciones binarias, y después intentar mediar esta oposición mediante un tercer concepto, que puede servir como base para otra oposición. No obstante, la vieja oposición cultura-naturaleza no tendrá, para la escuela estructuralista, otro valor que el metodológico pues la cultura se reduce a materia ya que ésta ( (Lévi-Strauss, Tristes Trópicos, 1988, pág. 12)ha dejado de ser una sustancia para convertirse en una relación”.
Por su concepción de la cultura, tanto las de los pueblos “primitivos” como las de los “civilizados” están construidas de la misma materia y, por tanto, los sistemas de conocimiento del mundo exterior, magia o ciencia,  no son estructuralmente diferentes. Simplemente, son de índole distinta, pero la posibilidad de comprensión entre ambos tipos de culturas radica básicamente en una facultad universal del género humano.
Su definición de cultura, recogida en su libro “Antropología estructural” (1995, pág. 267) es volátil y variable:

“Llamamos cultura a todo conjunto etnográfico que desde el punto de vista de la prospección presenta, con relación a otros conjuntos, variaciones significativas. Si se busca determinar variaciones significativas entre digamos París y Marsella, estos dos conjuntos urbanos podrán ser considerados provisionalmente como dos unidades culturales. El objeto último de las investigaciones estructurales son las «constantes» ligadas a estas variaciones, y entonces es posible advertir que la noción de cultura puede corresponder a una realidad objetiva, sin que eso impida que sea a la vez función del tipo de investigación que se tenga en vista. Una misma colección de individuos, siempre que cumpla con la condición de hallarse objetivamente localizada en el tiempo y el espacio, depende simultáneamente de varios sistemas de cultura: universal, continental, nacional, provincial, local, etcétera; y familiar, profesional, confesional, político, etcétera.”

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