8/19/2015

Cultura y siglo XX

A finales del siglo XIX las distintas disciplinas que tienen a la cultura como elemento clave se fueron formalizando como ciencias nutriéndose de las viejas perspectivas de la Ilustración, la Contrailustración o el Romanticismo. Ahora bien, cada generación intenta una modernización del lenguaje del debate para adaptarlo a la terminología y a las escuelas científicas de su época tal y como afirma Kuper (2001; Pág. 28):
“[…] evolucionismo a finales del siglo XIX, organicismo a principios del siglo XX, la relatividad durante los años veinte…Hoy, tropos extraídos de la genética compiten con la jerga de la teoría literaria contemporánea.”
Durante el siglo XIX los grandes temas que se gestaron en la visión ilustrada soportaron el positivismo, el materialismo y el utilitarismo, convirtiéndose, ya en el siglo XX, en la idea de una civilización universal de carácter científico y progresista que propició el neopositivismo del Círculo de Viena y que refleja la publicación con la que ingresan en la vida pública “La concepción científica del mundo: el Círculo de Viena”, firmada por Hans Hahn, Otto Neurath y Rudolf Carnap (2002;Pág. 121):
“Toda rama de la ciencia, como hemos considerado especialmente en la física y la matemática, es llevada tarde o temprano en su desarrollo a la necesidad de una revisión epistemológica de sus fundamentos, a un análisis lógico de sus conceptos. Así también ocurre con los ámbitos de la ciencia sociológica, en primer lugar la historia y la economía política. Ya desde hace alrededor de cien años está en marcha en estos ámbitos un proceso de eliminación de vestigios metafísicos. Por supuesto, la purificación aquí no ha alcanzado todavía el mismo grado que en la física; por otro lado, sin embargo, es quizás aquí menos urgente. Parece que aun en el período de máximo desarrollo de la metafísica y de la teología, la influencia metafísica no fue particularmente fuerte aquí, debido quizás a que los conceptos en este ámbito, tales como guerra y paz, importación y exportación, están más cerca de la percepción directa que conceptos como átomo y éter. No es muy difícil abandonar conceptos tales como “espíritu del pueblo” y en vez de ellos elegir grupos de individuos de un tipo determinado como objeto. Quesnay, Adam Smith, Ricardo, Comte, Marx, Menger, Walras, Müller-Lyer, para mencionar investigadores de las más diversas tendencias, han trabajado en el sentido de la posición empirista y antimetafísica. El objeto de la historia y de la economía política son las personas, las cosas y su ordenamiento.”
La cultura suponía un freno, una barrera para la definitiva modernización, un “último recurso explicativo” (Kuper, 2001; Pág. 22) para justificar conductas aparentemente irracionales, esa “stickiness”, esa pegajosidad de la que hablan los teóricos de la elección racional. Pero la firma creencia en que la civilización acabaría por imponerse a las tradiciones locales, menos eficientes, se enfrentaba a una realidad distinta: la resistencia de las subculturas paralizaba proyectos de desarrollo. Una cultura y unas tradiciones que eran el refugio de los ignorantes o el instrumento de los poderosos para salvaguardar sus privilegios.
Desde el punto de vista opuesto, el que nace de la Contrailustración, el camino que se recorre es distinto, se construye desde el idealismo, el historicismo de la relatividad cultural, la hermenéutica, para finalizar en lo que hoy denominamos políticas de identidad.

Ciertamente la cultura siempre se construye en oposición a algo y en el siglo XX se genera una nueva oposición que supera la vieja división entre cultura y naturaleza, generada tras el maremoto de Lisboa de 1755. A partir de ahora se separa la conciencia colectiva, la cultura, de la psique individual y que servirá de base sobre la que construir la última dicotomía cultura-sociedad y que la configuran como aquello que no forma parte de las estructuras económicas de decisión y de poder, por cuanto se identificaba con la dimensión ideológica de la vida comunitaria frente a la organización del gobierno, el trabajo o la familia.

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