7/09/2015

Conceptos descriptivos de cultura en los finales del siglo XIX

A finales del siglo XIX la presencia de la etnicidad en los intereses y en los trabajos de los autores que se relacionaban con la cultura estimuló el enfoque histórico-cutural y el naciente relativismo. Es el momento en que comienzan a aparacer definiciones que utilizan la descripción en su concepto de cultura. Estos elementos descriptivos están presentes en la mayoría de los autores decimonónicos.
Gustav Klemm, al que ya citamos al hablar del desarrollo de la Ilustración en Alemania, inició con los diez tomos de su Allgemenie Cultur-Geschichte der Menscheit” el camino para definir el campo científico del concepto de cultura. Aplicó su concepto de cultura a las costumbres de sociedades aisladas, muy cohesionadas, con formas de vida de lenta evolución y con base económica en la agricultura, por contraste con el concepto de civilización construido por la Ilustración, con un ritmo evolutivo rápido.
Será Edward Burnett Tylor (en Khan, 1975; Pág 15) quien en 1871 publicó en “Primitive Culture” una de las definiciones más aceptadas y extendidas de cultura:
“La cultura o civilización, en sentido etnográfico amplio, es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad. La situación de la cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del hombre”.
Si bien es cierto que Tylor conocía y se apoyaba en la obra de Klemm el gran logro de Tylor fue convertir a la cultura en objeto sistemático de estudio científico. Con un enfoque globalizar comtempla a la cultura como un sistema procesual y, al mismo tiempo, recorre el camino que llevará a la total pérdida del sentido jerárquico de la cultura y a una visión partitiva de las culturas individuales como todos complejos que se transmiten de generación en generación. Es curiosamente la misma visión que transmiten los difusionistas, por lo que podemos comprobar que no existía tanta lejanía con los evolucionistas como Tylor.
Pero su procedimiento analítico de estudio de la cultura es excesivamente descriptivo, consistía en una profunda disección de la misma hasta obtener el mayor número posible de detalles. Una vez obtenidos estos se procede a una clasificación que además permitiría fijarla en una graduación del nivel de civilización (Ibidem; Pág. 15) “sus distintos grados deben considerarse etapas de desarrollo o evolución”, lo que nos permite incluir a Tylor dentro del darwinismo social. También es evidente el uso del “método comparativo” que Tylor desarrolló en un trabajo publicado en 1889 y en el que uso una amplia muestra de más de 300 culturas. Aplicó por tanto una base estadística al método comparativo, intentando calcular las probabilidades de “adhesión”, según su propia terminología, sobre las leyes de matrimonio y descendencia.

Es evidente que, por su propia formacióny la pertenencia a su época Tylor estuvo cerca del determinismo racial. Ahora bien existe una clara contradicción en sus escritos, si en “Primitive culture” afirma (en Harris; 1993; Pág. 120) se muestra radicalmente avanzado al proponer “eliminar la consideración de las variedades hereditarias o las razas humanas y tratar a la humanidad como homogénea”, en “Anthropology” el primer libro de texto escrito sobre la materia nos habla de la especial capacidad de la raza blanca para llevar adelante la labor civilizadora.

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