La construcción del concepto sobre cultura vió, en el siglo XX,
los intentos realizados fundamentalmente, desde la antropología, para identificar un paradigma científico que “organizara el saber sobre la cultura”
(García Canclini, 2004, p. 30), coincidimos con el mencionado autor en que la
postmodernidad y su “pensamiento
débil”, junto al relativismo epistemológico ha debilitado aquella
pretensión de universalidad del conocimiento científico y su lenguaje que mostró el
positivismo lógico de la mano del primer Witggenstein,
Russel y el Circulo de Viena (citados por Castro Nogueira, Castro Nogueira,
& Morales Navarro, 2005). Por otra parte, según García Canclini (2004):
“La propia pluralidad de culturas
contribuye a la diversidad de paradigmas científicos, en tanto condiciona la
producción del saber y presenta objetivos de conocimiento con configuraciones
muy variadas”.
Ciertamente
la cuestión se torna compleja cuando además el concepto en juego, como es el de
cultura, tiene una larga historia precientífica como estamos comprobando,
iniciando su relación con la ciencia como objeto sistemático de estudio tras el
empuje dado por Tylor a su estudio.
En una extensa obra Kroeber y Kluckhohn (1952)
agrupan en seis diferentes grupos las 164 definiciones de cultura que analizaron, afirmando
que lo que caracterizaba a cada grupo era la diversidad de los aspectos
elegidos como rasgos definitorios: definiciones descriptivas, históricas,
normativas, psicológicas, estructurales y genéticas.
A finales del
siglo XX Bodley (2011) realiza una nueva clasificación y fija ocho tipologías
de definiciones en virtud de sus contenidos.
1) Tópica: La cultura se basa en una serie
determinada de tópicos o categorías como la organización social, la economía o
el sistema de relaciones familiares.
2) Histórica: La cultura se construye mediante
la endoculturación, es decir el proceso que transmite las formas de pensar, conocimientos, costumbres y reglas de la
generación más antigua a la nueva.
3) Comportamental:
La cultura es el comportamiento compartido por el grupo humano que vive del
mismo modo.
4) Normativo:
La cultura se refiere a los ideales, los valores y las reglas comunes que se
utilizan en la vida diaria de la sociedad.
5) Funcional:
La cultura consiste en la manera
en que los grupos humanos solucionan los problemas de adaptación.
6) Mental: La cultura reúne un complejo de ideas y
los hábitos aprendidos, que inhiben impulsos.
7) Estructural: La cultura consiste en ideas,
símbolos, o comportamientos, modelados o pautados e interrelacionados.
8) Simbólica: La cultura se basa en los significados
aleatorios y arbitrarios que se asignan por la sociedad y que son compartidos
por sus miembros.
No quiero terminar el apartado sin hacer referencia a la
obra de Marvin Harris y a su libro “Teorías
sobre la cultura en la era postmoderna” (2000; Pág. 17) que nos dice:
“El único ingrediente fidedigno que
contienen las definiciones antropológicas de la cultura es de tipo negativo: la
cultura no es lo que se obtiene estudiando a Shakespeare, escuchando música
clásica o asistiendo a clases de historia del arte. Más allá de esta negación
impera la confusión. Para algunos antropólogos, la cultura consiste en los
valores, motivaciones, normas y contenidos ético-morales dominantes en un
sistema social. Para otros, la cultura abarca no sólo los valores y las ideas,
sino todo el conjunto de instituciones por las que se rigen los hombres. Algunos
antropólogos consideran que la cultura consiste exclusivamente en los modos de
pensamiento y comportamiento aprendidos mientras que otros atribuyen mayor
importancia a las influencias genéticas en el repertorio de los rasgos
culturales. Por último, unos opinan que la cultura consiste exclusivamente en
pensamientos o ideas, mientras que otros defienden que consta tanto de los
pensamientos e ideas como de las actividades anejas a los mismos”.
Personalmente opino que, en estos momentos, no podemos
limitar la definición de cultura a un carácter exclusivamente ideacional y,
quizás, como a posteriori estableceré me inclino por considerar la cultura una suerte de matriz de elección, superando el concepto de Ruth Benedict, que da sentido a la actuación de los individuos en una sociedad
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