11/10/2010

"La educación intercultural. Una metodología a compartir; desde el aula a los entornos próximos"

Introducción
Antes de iniciar el desarrollo conceptual de nuestra exposición queremos dejar clara la importancia que le concedemos a establecer como punto de partida un concepto de cultura lo más preciso posible. Realmente, una gran mayoría de la producción científica sobre interculturalidad y multiculturalidad ha sido generada en el ámbito educativo y con el mismo destino. Esta circunstancia ha propiciado construcciones tipológicas en las que se han desarrollado modelos de gestión de la diversidad cultural, basados en la nacionalidad y, otras veces, en la religión, reduciendo al mínimo la complejidad de las culturas.
Hay términos que pueden encubrir una transformación continua con ritmo variable, llegando a convertirse en signos . Evidentemente el término cultura se ajusta a tal situación. Basta únicamente considerar el elevado número de definiciones que pretenden explicarla y el número de disciplinas científicas que se interesan en ella y a las que afecta. Del mismo modo, durante su itinerario a través del tiempo va asumiendo significados provisionales y generalmente siempre está a punto de cambiar hacia algo nuevo.
Se considera que la definición de cultura más completa es la de Mundiacult de 1982 y que desde entonces prácticamente no se ha avanzado. No obstante, las últimas líneas de pensamiento, que vienen a coincidir con el proceso acelerado de globalización y con el desarrollo de la sociedad de la información o del conocimiento, nos plantean la cultura de una manera distinta, no como sustantivo sino más bien a modo de adjetivo. Nos referiremos pues a lo cultural referido a:
“…..diferencias, contrastes y comparaciones, pensándola menos como una propiedad de los individuos y de los grupos y más como un recurso heurístico que podemos usar para hablar de la diferencia, es decir, como el subconjunto de diferencias que fueron seleccionadas y movilizadas para articular las fronteras de la diferencia” (Appadurai 2001)
Así pues, en vez de hablar de cultura como sistema de significados, hablaremos de lo cultural como el choque de significados en las fronteras, como algo que sucede en zonas de conflicto, con interpretaciones locales y con una clara vocación política, en la medida en que establece los modos de relación, y las alianzas, negociaciones o enfrentamientos. Es la cultura pública que tiene coherencia textual, pero diferentes interpretaciones.
En una línea similar encontramos las propuestas de Zygmunt Bauman (2002) que defiende un concepto de cultura como matriz, es decir, como estructura básica de elección con infinitas posibilidades.
“El factor más prominente de la vida contemporánea es la variedad cultural de las sociedades, más que la variedad de culturas en la sociedad: aceptar o rechazar una forma cultural no es más que un trato puntual, no requiere aceptar o rechazar todo el inventario existente ni implica una “conversión cultural”. Y tal vez siempre haya sido así. Pero incluso si, en algún momento, las culturas fueron sistemas completos en el que cada unidad era crucial e indispensable para la supervivencia de todas las otras, es casi seguro que lo han dejado de ser”.
Estructuras Conceptuales
Una de las actuaciones más urgentes que los investigadores de la interculturalidad deben acometer es la clarificación terminológica de los conceptos sobre los que se trabaja. Multiculturalidad e interculturalidad son elementos que se han incorporado al discurso de múltiples disciplinas y son de uso corriente en el lenguaje de los más variados agentes sociales: políticos, trabajadores sociales, medios de comunicación, educadores, etc. Y parece suficientemente claro que no siempre entendemos lo mismo. Esa es la razón que nos lleva a hacer explícita nuestra conceptualización, fundamentalmente en lo referente a interculturalidad, ya que constituye la base de nuestra exposición.
. Multiculturalidad
Realidad social, descripción de la sociedad que está compuesta por distintos grupos que interpretan lo cultural de forma diferente como consecuencia de su diversidad en cualquiera de las múltiples facetas que conforman lo cultural.
Multiculturalismo
Entendemos que podemos acercarnos a su concepto desde dos planos: 1) como respuesta institucional a la multiculturalidad, designando, en este caso, las políticas de atención a las minorías desarrolladas fundamentalmente en los países anglosajones. Y 2) como doctrina que respalda la concesión de derechos diferenciados a las minorías culturales.
Interculturalidad
Metodología, conjunto de procedimientos que orienten lo cultural, basados en el diálogo, la autocrítica y la heterocrítica, la alteridad, la reciprocidad, la cooperación y la solidaridad como superación de la tolerancia.
Intentaremos profundizar someramente en este concepto. El común denominador de la mayoría de los trabajos que abordan una definición de interculturalidad viene definido por la relación entre culturas, ahora bien las condiciones en que debe producirse la relación varían. En unos casos se plantea que la relación debe ser horizontal, en otros se menciona el respeto o el diálogo, igualmente se plantea la comprensión, la simetría, etc.
En nuestra opinión consideramos necesario que las relaciones entre culturas reúnan todos los condicionantes a los que hemos hecho mención para que la metodología que proponemos sea efectiva. Resulta especialmente relevante la consideración de la solidaridad. Tolerancia, siguiendo a autores como Bauman, Dussel, Jabés o Tenembaum, puede significar despreocupación e indiferencia:
“Ser benévolo y la tolerancia para la cual representa el símbolo de conducta y de expresión bien puede significar indiferencia y despreocupación derivadas de la resignación (…): el Otro no va a ir y no se va a volver como yo, pero no tengo manera (en este momento por lo menos, o en un futuro previsible) de obligarlo a irse o a cambiar. Como estamos condenados a compartir tiempo y espacio, hagamos soportable y un poco menos peligrosa nuestra coexistencia. Espero que mi oferta de reciprocidad sea aceptada; esa esperanza es mi única arma” (Bauman 2007 en “Las contradicciones culturales de la modernidad”).
Incluso podemos llegar algo más lejos, tolerar puede implicar la convicción, en quien tolera, de que la persona, el grupo o la conducta tolerada implica algo defectuoso, imperfecto, que no se ajusta a los valores y creencias propias. El concepto de tolerancia implica, igualmente, la certeza de que es posible distinguir lo correcto de lo incorrecto y, por ello, genera visiones opuestas. La tolerancia niega a los otros, a los extraños, posiciones equiparables en la sociedad. Las implicaciones de la palabra son subconscientes y no enunciadas: estamos separados y no somos iguales. Por consiguiente, antes que generar solidaridad, el concepto de tolerancia la proscribe al impedir la igualdad, y al hacerlo así promueve una relación de dominante y dominado.
Sólo sintiéndonos solidarios y corresponsables de nuestro futuro compartido, podemos construir de forma inequívoca una sociedad multicultural que no presente los problemas actuales:
“Mi nexo con el extraño se revela como responsabilidad; más que la neutralidad indiferente o incluso la aceptación cognitiva de la similaridad de condición (y ciertamente no mediante la desdeñosa versión de la tolerancia: le funciona ser como es, y hay que dejarlo ser, aunque no me imagino siendo así. Se revela, en otras palabras, como comunidad de destino, y no simple semejanza de sino. A un sino compartido le es suficiente con la tolerancia mutua; un destino conjunto requiere solidaridad” (Bauman 2007 en “Las contradicciones culturales de la modernidad”).
Las prácticas interculturales en los centros educativos
Pese a la clara existencia de la diversidad en España, las tendencias homogeneizadoras mantuvieron la ficción de la cultura única y no se iniciaron prácticas interculturales en nuestros centros, hasta la llegada de inmigrantes ajenos a la cultura hegemónica occidental. Del mismo modo, la visión de los medios de comunicación centra la multiculturalidad en ese mismo parámetro.
Si a esta realidad unimos la escasa atención que se prestó a la conceptualización sobre cultura, nos encontramos con unas actuaciones dominadas por una visión estática de la cultura y que, en la mayoría de los casos, no conseguían otra cosa que potenciar criterios asimilacionistas.
Necesitamos, por tanto, desarrollar propuestas educativas, que respondan a la realidad multicultural de nuestra sociedad:
“Nuestras sociedades son multiculturales, pluriétnicas, con múltiples realidades y relaciones desde perspectivas de género, de religión, nacionalismos, diversidad física, psíquica o sensorial, etc. Pero la realidad es que la política social, y especialmente las políticas educativas, si bien últimamente parecen haber asumido nominativamente un discurso intercultural, no han apostado realmente por una educación intercultural que no sólo relaciona la educación con las diferencias culturales, sino que establezca ese fenómeno social que conlleva la multiculturalidad como eje principal e imprescindible para construir una educación pública y de calidad” (Vila Merino 2005).
Vivimos todavía un momento de confusión, sin una política clara que oriente la gestión de la diversidad por parte de las administraciones competentes en materia de educación, sin afrontar las necesidades formativas específicas del profesorado, la interculturalidad se desliza entre las acciones plenas de fuerza pero individuales de los docentes. En este contexto se incorpora nuestra propuesta, queriendo integrarse en las líneas programáticas de la teoría crítica del curriculum, del mismo el eje central gira alrededor del diálogo y la diversidad, se construye de forma cooperativa y democrática y aspira a la emancipación.
Existen bastantes modelos de educación multicultural y no tenemos posibilidad de hacerlos presentes en este trabajo, pero es evidente que nuestra propuesta metodológica acompaña a los enfoques de cambio social que generan una nueva sociedad de la mano de una actuación que incluya todos los ámbitos sociales y no sólo el educativo.
Por tanto, la metodología que proponemos para las intervenciones interculturales, pretende lograr que los individuos participantes y beneficiados de tales intervenciones puedan desarrollar competencias en múltiples sistemas de diferencias, contrates y comparaciones, es decir en múltiples lecturas de lo cultural.
Prácticas en entornos próximos
Como ya hemos comentado, nuestra apuesta por el enfoque de cambio social implica actuaciones en todos los ámbitos sociales y, por supuesto, en los entornos próximos.
La importancia de los contextos de desarrollo en los aprendizajes y el papel del resto de los actores que conviven en los entornos próximos mediatizan el resultado final del proceso de aprendizaje. Por tanto, la intervención intercultural debe hacerse notar en esos entornos próximos como muestra de la convivencia compartida y el mutuo respeto
Bibliografía
Appadurai, Arjun. 2001. “La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización” México. Trilce.
Bell, D.; Bellah R.N., Walzer, M., Ikegami, E., Eisenstadt, S.N., Wittrock, B., Koselleck, R. y otros. 2007. “Las contradicciones culturales de la modernidad”. Barcelona. Anthropos.
Bauman, Zygmunt. 2002. “La cultura como praxis” Barcelona. Paidos
García Canclini, Nestor.2004. “Diferentes, Desiguales y Desconectados” Barcelona. Gedisa.
Jabés, Edmond. 1989. “Un étranger avec, sous le bras, un libre de petit format” Paris. Gallimard.
Perrenoud, P. 2004. “Diez nuevas competencias para enseñar”. Barcelona. Graó.
Quintana Cabanas, J.M. 2005. “Pacifismo, Cultura Social e Interculturalidad. Perspectivas desde la educación”. Barcelona. PPU s.a.
Soriano, Ramón. 2004 “Interculturalismo. Entre liberalismo y comunitarismo”. Córdoba. Almuzara
Vila Merino, Eduardo S. 2005. “Ética, Interculturalidad y Educación Democrática. Hacia una Pedagogía de la Alteridad”. Huelva. Hergue

4 comentarios:

Red Utopía y Educación dijo...

Manuel:

En primer lugar, enhorabuena por tu post. Es necesario clarificar conceptos y posicionamientos antes de lanzarnos a la piscina. Sucede muy a menudo en educación: solo "hacemos", hacemos y hacemos... despreciamos muy a menudo la teoría (diciendo "dime qué hago en el aula", y no me cuentes tonterías)... y así os va. Desnortados, por decir algo optimista.

Los modelos basados en la nacionalidad y la religión, como tú apuntas, son simplistas. Nadie es solamente español, o solamente católico (hay mil maneras de ser una cosa, o la otra, o ninguna de las dos, viviendo un territorio supuetamente así).

Introduces, por otra parte, un concepto muy habitual en la pedagogía crítica que últimamente leo: "choque de significados en las fronteras". El tema es que nuestra sociedad es cada vez más una "sociedad de la frontera". Son tantas las identidades posibles, que podemos afirmar que todos estamos constantemente rozándonos con distintas fronteras. La estabilidad ideológica, religiosa, política y filosófica de la Edad Media (afortunadamente) ha sido superada.

Lo de la diferencia entre multiculturalidad e interculturalidad ya lo había oído, pero me parece muy interesante que consideres esta última como "metodología", no como meta, ni como objetivo, sino como una forma de hacer las cosas, por tanto, en constante movimiento. Y si tu visión de la cultura es tan amplia, tan mezclada, tan "mezclando fronteras", ¿debemos deducir que la interculturalidad es aplicable a todas las situaciones de la vida y de la escuela? Yo creo que sí...

Te situás además en la perspectiva crítica, la del diálogo, y la solidaridad (más allá de la tolerancia, que no es suficiente), la perspectiva transformadora. La verdad es que no nos queda otra. El problema no son las personas (tal vez nunca lo fueron), el problema es el sistema, que hay que transformar, y en "microecosistemas" como la escuela, el barrio, la ciudad... podemos hacer mucho por su propia transformación, una transformación que necesariamente tiene que venir de la mano de sus protagonistas: los niños y niñas, las familias, los agentes sociales, los colectivos, el entorno... y ampliando. "Un destino conjunto requiere solidaridad". Pedazo de frase.

Sobre la visión homogeneizadora en nuestro sistema educativo, podríamos estar horas escribiendo o hablando... de como nuestra normativa "permite todo" (lo más inclusivo y lo más excluyente), como se atienden (aislándolas) las distintas culturas, como la tendencia sigue siendo asimilacionista... todo ello con las mejores palabras bonitas, y sobre todo con una gran falta de decisión, valentía y firmeza.

Al final, abandonas la palabra "interculturalidad", para dirigirte a la "gestión de la diversidad"; mucho más adecuado, en mi opinión. Y de nuevo, solo nos queda el diálogo... y la construcción de una sociedad cooperativa y auténticamente democrática, más allá del voto cada 4 años o de elegir representantes en el consejo escolar.

Me gusta tu habilidad para resumir, para tocar puntos importantes "como el que no quiere la cosa". De tu post podría salir un proyecto completo para un centro educativo.

Un fuerte abrazo, amigo Manuel.

@luisutopia

Manuel Iriarte dijo...

Muchas gracias Luis, es la base de una tesis tardía de alguien alejado de la educación, un poco cínico, pero que quiere creer en la posibilidad de la inclusión. Diversos y diferentes pero no desiguales

Laura Andrade dijo...

Estimado Manuel:

Te agradezco que me hayas dirigido a esta entrada de tu blog, que me ha permitido conocer un poco más sobre tu pensamiento, siempre interesante.

He leído con atención tu entrada y me gustaría hacerte algunos comentarios, sobre todo pensando en ella como la base de una tesis, es decir, un tipo de texto determinado que sigue sus propias reglas textuales, distintas a las de un blog. En ese sentido, si ves inapropiado algún comentario, te ruego que me disculpes.

El planteamiento teórico que nos ofreces a mí me gusta y me convence. Coincido contigo - y así lo he puesto por escrito y lo he dicho en público - que nuestra visión del concepto "cultura" en educación (y en educación lingüística, que es mi área) es decimonónica. Nuestra definición de cultura en educación siguen en buena medida ligada al eje Escuela-Estado-Nación-Lengua (nacional)-Religión, y así nos va :-)

Sin embargo, precisamente porque te propones una revisión crítica del concepto y porque pretendes construir sobre él tu tesis, quizás me replantearía la afirmación doble que realizas sobre la definición de cultura de MONDIACULT (1982): yo no diría que es "la más completa" ni tampoco que "desde entonces prácticamente no se ha avanzado". Y si lo dices, tienes que demostrarlo (me refiero en la tesis, claro, no tanto en el blog) pero demostrar que no se ha avanzado es una tarea prometeica porque ¿cuántos autores hay que revisar para demostrar esa afirmación, por otro lado controvertida?¿Realmente se puede "no avanzar" nada desde el 82 en cualquier ámbito científico? En realidad personalmente la definición de MONDIACULT no me acaba de convencer y las meto dentro del grupo de las definiciones herederas de Tylor y que empiezan por "un todo complejo".

Por otro lado, centrar la definición de cultura en la diferencia tampoco me acaba de convencer. F. Javier García Castaño ha escrito ampliamente sobre el lema "Todos iguales, todos diferentes" para demostrar los riesgos que este tipo de planteamientos puede tener. En realidad la diferencia es solo la mitad de la mirada, justo la mitad que se centra en aspectos que nos distinguen cuando en realidad puede que haya muchos más que nos asemejen. Es decir, cuando damos valor sociológico a la "variable cultura" puede que la diferencia de pasaporte (por ejemplo) se vea cruzada por otras con mayor poder para la interpretación: capacidad adquisitiva, estudios (y cultura de escolarización), sexo, etc.

Por último, coincido plenamente contigo en relación con el riesgo de ciertas interpretaciones del concepto "tolerancia". Mi amigo Marcos Santos hizo su tesis precisamente sobre la tolerancia y me atrevo a recomendarte su lectura: http://campus.usal.es/~revistas_trabajo/index.php/0212-5374/article/view/4070

Espero que pronto podamos ver el desarrollo completo de tu trabajo, que a buen seguro nos servirá a todos para la reflexión y la acción educativa y social.

Un fuerte abrazo

F.T.

Manuel Iriarte dijo...

Efectivamente Fernando, Es una definición omnicompremsiva y es más una descripción que un concepto, me gusta tu comentario