10/05/2015

Cultura versus lo cultural. Sustantivo o adjetivo

Los profundos cambios que la postmodernidad y la globalización actúan sobre las teorías de la cultura modificando sus bases. Las grandes tensiones que se generan en la globalización se gestionan en la dicotomía entre la homogeneización y la heterogeniezación de la cultura.  Gran parte de la teoría cultural afirma la predominancia de los procesos de homogeneización. Schiller en su artículo “Communication and  cultural domination (1975/1976) expone el proceso de extensión cultural norteamericano, o Mattelart (1995) que nos habla de la internacionalización de las redes culturales.
Arjun Appadurai (2001) intenta encontrar un camino que permita comprender como de la globalización surge diversidad:
Con  frecuencia  me  encuentro  bastante  problematizado  por  el  uso  de  la  palabra "cultura" como sustantivo, y en cambio, muy apegado a la forma adjetiva de la palabra, o sea, "cultural". Cuando pienso por qué me pasa eso, me doy cuenta de que el mayor problema de la forma sustantiva es que implica que la cultura es algún tipo de cosa, objeto o sustancia, ya sea física o metafísica. Esta sustancialización, me temo, parece devolver la cultura al espacio discursivo de lo racial, es decir, a aquello que precisamente debía combatir, desde sus orígenes. Al implicar una sustancia mental, el sustantivo "cultura" parece privilegiar las ideas del estar de acuerdo, estar unidos y de lo compartido por todos que sobrevuelan frente al hecho del conocimiento desigual y del diferente prestigio del que gozan los diversos estilos y formas de vida, y parece desalentar que prestemos atención a las visiones del mundo y la agencia de aquellas personas y grupos que son marginados o dominados (pág. 14).


Esta nueva visión nos lleva al abandono de la cultura como sustancia y nos lleva a una concepción de la cultura como la organización de la diferencia, para tras pasos sucesivos como la identidad del grupo basada en la diferencia y, definitivamente a un proceso que naturalice un subconjunto de diferencias movilizadas  para articular una identidad al grupo.
El estudio de la cultura cambia dirigiéndose a la comprensión de las estrategias de diferenciación y la forma de organizar las relaciones. En lugar de cultura como sistema de signos y textos, como sistema de significados, hablaremos de lo cultural como un choque de significados en las fronteras de los grupos.
Esos significados que eran variables en el caso del cambio de función de los bienes de sentido que cambiaban de ámbito cultural, son contemplados también por Appadurai (2006), pero, en este caso, refiriendo a los bienes que se indigenizan, recorriendo el sentido contrario a la homogeneización. Sostiene que el mercado global trae consigo una creciente disyunción entre la economía, la cultura y la política, que antes coincidían en el Estado-nación y ofrece una teorización de estas dimensiones de la globalización por medio de cinco elementos  conceptuales, que llama “scapes” de la cultura global: 
a) el paisaje étnico o ethnoscape
Por paisaje étnico me refiero al paisaje de personas que constituyen el cambiante mundo en que vivimos: los turistas, los inmigrantes, los refugiados, los exiliados, los trabajadores invitados, así como otros grupos e individuos en movimiento que hoy constituyen una cualidad esencial del mundo y parecen tener un efecto, como nunca se había visto hasta este momento, sobre la política de las naciones y entre las naciones (pág. 9).

b) el paisaje mediático o mediascape
Por paisaje mediático me refiero tanto a la distribución del equipamiento electrónico necesario para la producción y diseminación de información (periódicos, revistas, estaciones de televisión, estudios de cine, etcétera) disponible actualmente para un número creciente de intereses públicos y privados en todo el mundo, como a las imágenes del mundo producidas y puestas en circulación por estos medios (pág. 10).
c) el paisaje tecnológico o tecnoscape
Por paisaje tecnológico me refiero a la configuración global, también cada vez más fluida, de la tecnología y al propio hecho de que la tecnología, tanto la alta como la baja tecnología, tanto la mecánica como la informática, actualmente se desplaza a altas velocidades a través de todo tipo de límites previamente infranqueables (pág. 9).

d) el paisaje financiero
e) el paisaje ideológico.
El uso del sufijo “scape” en inglés busca comunicar que estas son perspectivas culturales cuya codificación e interpretación dependen de la posición del espectador, y que están en constante transformación. Appadurai sostiene que estos paisajes son los fundamentos de lo que Benedict Anderson, al que cita,  llama “comunidades imaginarias” porque ofrecen “mundos imaginados” con los que las personas perciben sus realidades, pertenecen tanto a “comunidades imaginadas” como a “mundos imaginados”.
El paisaje que conforma la ideología nos remite a las redefiniciones de conceptos, “libertad” o “democracia” necesitan una traducción e interpretación cuando chocan en las fronteras entre una cultura y otra porque dependen de convenciones y del marco paradigmático de las culturas para cobrar significado localmente. Así, la democracia se construye y se vive de distinta manera de acuerdo al paisaje ideológico predominante en el estado donde se desarrolla, pero esto no significa que las ideas de “los otros” dejen de ejercer un poder importante en la configuración del discurso político local.
Appadurai argumenta que el movimiento global de estos varios paisajes ha traído consigo su creciente disyunción: el flujo de personas, tecnologías, representaciones e ideas coexisten sin necesariamente coincidir. Por ejemplo, la desterritorialización de algunos grupos sociales que no habitan en su territorio natal deben adaptarse a otros paisajes y resolver la tensión entre la necesidad de adaptarse a su nuevo entorno y mantener una identidad cultural distintiva.
Afirma Grimson (2000, pág. 14)El mundo actual, y quizá cualquier sociedad humana, resulta incomprensible sin atender a las relaciones entre grupos, sociedades y culturas. Relación es la palabra clave. En sus múltiples formas: contacto, alianza, sometimiento, conflicto, exterminio”.  Su tesis es que a lo largo del siglo XX las ciencias socioculturales han ido situando su foco en los contactos culturales. Intenta definir si el sustantivo cultura tiene sentido y cuál es su relación con otros como sociedad o identidad y, en esa labor, entiende que “el uso de la palabra cultura como sustantivo no deja de ser problemático(pág. 26). Pero si esas relaciones, esos choques tienen lugar es precisamente porque los distintos grupos participan en los mismos contextos internacionales

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