5/07/2012

CULTURA: ¿UNA GESTIÓN DESCENTRALIZADA?


El propio concepto de cultura nace en una profunda paradoja, una antinomia entre dos ideas dispares: por una parte un claro espíritu de conservación que pretende el mantenimiento del orden y que aflora en el mantenimiento en el tiempo de nuestro patrimonio cultural, y, por otra, en una búsqueda constante de los límites y la libertad, reflejada en la creatividad.
Ambas tendencias se reflejan en el encargo competencial que asumen las administraciones públicas pues su propia universalidad convierte tales competencias en concurrentes. El programa que, en materia de cultura, se presenta a las elecciones municipales en Málaga contiene, en mi opinión, una de las líneas más actuales e interesantes en materia de gestión cultural municipal.
Dentro de los Derechos Sociales, entre los que debemos encuadrar los Culturales, nos encontramos con que algunos Derechos consisten en una concesión de títulos, mientras que otros constituyen un añadido de provisiones que deben facultar a los más necesitados el acceso al ejercicio de tales derechos.
Estos añadidos se instrumentan a través de políticas de redistribución de recursos para paliar la desigualdad en la distribución de las oportunidades y de políticas de reconocimiento que posibilitan el ejercicio de una discriminación activa que suavice la situación de desventaja de determinado grupo.
El lugar donde la Administración Municipal coloque teóricamente el Derecho a la Cultura va a fijar las políticas culturales, entendidas como “El conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión administrativa o presupuestaria que sirven de base a la acción cultural de las Administraciones”.
Existen importantes diferencias entre el Derecho a la Cultura y el resto de los Derechos sociales basadas fundamentalmente en la desagregación de los intereses culturales, hay carencia de necesidades de carácter cultural que sean asimilables a las necesidades básicas lo que impide su expresión bajo la forma de demandas.
Cuando existe demanda, en la mayoría de los casos, proviene de grupos implicados económicamente en la gestión de la cultura o bien es generalizada e inespecífica, salvo en el caso de los equipamientos culturales.
Será por tanto el nexo con lo social y la aplicación de políticas de reconocimiento y redistribución las que orienten la política cultural, con una visión que asimila la falta de integración y marginalidad a la falta de cultura, entendiendo ésta como sinónimo de educación o formación.
Ese nexo con lo social se muestra en el programa, que refleja la cercanía con los ciudadanos estructurando los equipamientos culturales en los barrios lejos de la promoción de ramas de actividad cultural de escasa rentabilidad, generadoras de nuevos criterios de diferenciación social, por cuanto priman facetas de actividad de carácter minoritario, accesibles a personas con un amplio capital cultural, en competencia con otras actividades. Los equipamientos necesarios para esas actividades buscan más el prestigio y la representación social que ser foros de participación.
Así pues, trabajo en barrios y participación conforman la propuesta que podría verse enriquecida si se da un paso más y la gestión de esos equipamientos se pone en manos de los propios vecinos, a través de los instrumentos administrativos que lo permitan. Serían pues, equipamientos de tercera generación, basados en la participación y que atiendan a las propias necesidades del barrio en que se enclavan: centros culturales
Pequeños, manejables y múltiples que no apuesten únicamente por la difusión, que se organicen desde las necesidades de los ciudadanos, donde las ideas creativas precedan a la gestión, que desarrollen un trabajo en red flexible con sus similares y, por fin que atiendan a la diversidad y gestionen con metodología intercultural la creciente multiculturalidad de nuestra ciudad.

¿Qué entendemos por Centro Cultural?
Existen diferentes definiciones que pretenden reflejar la esencia de un centro cultural, yo particularmente prefiero establecer una serie de descriptores que nos ayuden a entender su concepto:
1.- Es un espacio abierto a la comunidad y que refleje sus intereses.
2.- Tiene carácter multidisciplinar y asume actividades de difusión, formación y apoyo a la creación.
3.- Necesita una serie de espacios básicos multifuncionales para desarrollar sus actividades y potenciar la participación activa.
4.- Una relación en red que optimice los recursos culturales del municipio.

Imagen de : CEPESRURAL

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