El acceso al escenario lleva aparejado que los primeros contactos con los
futuros informadores se están realizando. Se estableció una estrategia para
acceder a la información “basada en el intercambio y enfrentamiento de
argumentos” (Pozo Llorente & Rodríguez Sabiote, 2006): creación de un
grupo de trabajo. En cualquier estudio los informantes resultan
imprescindible, son ellos los que aportan la mayor parte de la información,
por lo que el proceso de selección que describo resultó fundamental para
llegar al buen fin de la investigación.
Ayudado por los facilitadores y los porteros de los distintos contextos se
negoció la constitución de “grupos” que, en el ambiente de confianza
generado por el “grupo de pares” (Mena Manrique & Méndez Pineda, 2009,
pág. 2), pudiera favorecer la obtención de los datos cualitativos que se
analizarán. La composición de los grupos se orientó por los principios de
pertinencia y adecuación, identificando, a juicio de los porteros, a los
informantes que pueden dar una mayor cantidad y calidad de información
“a la investigación de acuerdo con los requerimientos teóricos de esta
última” (Bisquerra Alzina, 2004, pág. 305).
En el plan de recolección de información cualitativa los aspectos
que se destacan son: la definición de la estrategia de muestreo y
la selección de los participantes. Estos se orientan por dos
principios: pertinencia y adecuación. La pertinencia tiene que ver
con la identificación y logro del concurso de los participantes que
pueden aportar la mayor y mejor información a la investigación,
de acuerdo con los requerimientos teóricos de esta última. La
adecuación significa contar con datos suficientes disponibles para
desarrollar una completa y exhaustiva descripción del fenómeno,
preferiblemente cuando el momento de la saturación se ha
alcanzado. Esto es, cuando, por ejemplo, pese a realizar más
entrevistas o revisar todos los casos negativos identificados, no
aparecen datos nuevos o distintos a los ya disponibles. (Quintana
Peña, 2006, pág. 64)
Frente al muestreo probabilístico la investigación cualitativa propone
estrategias de selección de informantes que suponen una selección
deliberada e intencional. Las personas o grupos no se seleccionan al azar
para completar una muestra con tamaño definido, se eligen uno a uno de
acuerdo con el grado en que se ajustan a los criterios o atributos
establecidos por el investigador.
Ruiz Olabuénaga (2012) nos describe las tendencias más generales en la
selección de informantes y que son aquellos que
Faciliten más la accesibilidad a los núcleos de la acción social
misma.
Estén situados más inmediatos y próximos al núcleo de la acción,
de tal manera que no se precisen otros intermediarios (de
información) ni otros intérpretes (de sentido).
Prometan más riqueza de contenido por la intensidad de su
experiencia personal.
Dispongan de más información por su sensibilidad idiosincrática
y por su disponibilidad actitudinal a comunicarla.
Se caractericen por su singularidad. (pág. 155)
Es evidente que no existía posibilidad para que el investigador
determinase que personas, pertenecientes a las plantillas de los distintos
escenarios, pudieran ser los informantes idóneos. Por tanto se confió en el
criterio de selección de los “porteros” y se fijaron los criterios negociados
de selección que se deberían ajustar a la teoría y a los criterios de
pertinencia y adecuación. Igualmente se consideraron otros como
experiencia, interés en el tema y la capacidad estimada para participar
activamente en el grupo.
Al mismo tiempo, se les propuso que solicitasen una muestra voluntaria
entre los miembros de los claustros que no fue necesaria ya que los grupos
alcanzaron un tamaño adecuado en ambos casos, ajustándose a los
criterios de selección pactados con los “porteros”.
A menos que se haya tenido una experiencia negativa reciente,
las personas generalmente cooperan, les suele gustar que se
conozca su historia, se sienten felices de ayudar a alguien a hacersu trabajo, aunque no sean optimistas sobre el beneficio que les
pueda procurar la investigación. (Stake R. , 2005, pág. 58).
Los porteros trasladaron a los componentes de sus claustros el documento
de negociación que se había remitido a su centro y la solicitud de muestra
voluntaria. El documento junto al código ético que regularía la investigación,
establecía el objetivo de la misma, por lo que todos los componentes del
grupo eran plenamente conscientes de cuál sería su labor como
informantes. Igualmente se realizó, en cada uno de los diferentes casos,
una propuesta de convocatoria, negociada con el facilitador y el portero,
donde se fijaba la fecha, lugar y hora prevista para la reunión.
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