El
proceso de relación cultural que se da en nuestro sistema educativo, pese al
evidente enfoque intercultural, es de dominador-dominado. En este tipo de
relación existe un control de los elementos culturales. La teoría del control
cultural de Bonfil (1991) que explica:
Por
control cultural entiendo el sistema según el cual se ejerce la capacidad
social de decisión sobre los elementos culturales. Los elementos culturales son
todos los componentes de una cultura que
resulta necesario poner en juego para realizar todas y cada una de las acciones
sociales; mantener la vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y
solventar problemas, formular
y tratar de
cumplir aspiraciones. (pág. 171) .
Bonfil
entiende que su teoría es aplicable tanto a los individuos como a los grupos
sociales, pero fundamentalmente está concebida para entenderla en contexto de
lo que denomina grupo étnico. Intenta establecer de forma nítida el concepto
para diferenciarlos de los de pueblo, nación, raza o sociedad. Con la finalidad
de enmarcar el grupo étnico describe una serie de atributos que lo
caracterizan:
·
Se
trata de un grupo social que tiene capacidad de reproducirse biológicamente.
·
Se
trata de un grupo social que se reconoce con un origen común.
·
Se
trata de un grupo social en el que sus miembros se identifican como diferentes
a los “otros”.
·
Se
trata de un grupo social que interactúa con los “otros” siendo conscientes de su diferencia.
·
Se
trata de un grupo social que comparte elementos culturales, entre los que
reviste una elemental importancia la lengua.
Son varios
las categorías de elementos culturales que se pueden establecer: materiales;
organizativos; de conocimiento; emotivos y, finalmente, simbólicos. En la acción
diaria de los individuos y los conjuntos sociales recurren a los elementos
culturales necesarios para resolver adecuadamente la situación. Esta forma de
entender el uso de los elementos culturales como un recurso heurístico se
acerca a la conceptualización de Appadurai (2001) y la adjetivación de
la cultura para referirse a lo cultural. No obstante Bonfil (1991) , sigue manteniendo
una idea sustantiva de cultura, pero la idea de recurso elegible, como se puede
apreciar, la matiza.
Es
importante conceptualizar todos estos recursos como elementos culturales,
porque así se pone de manifiesto que poseen una condición común que permite
establecer una relación orgánica entre ellos. No se trata de una relación
necesariamente armónica y coherente, como en los planteamientos funcionalistas clásicos, ya que en la consistencia funcional
mínima sólo parece lógicamente necesaria en cada acción concreta, pero no para
el conjunto de acciones que forman la vida social; en tal conjunto, por lo
contrario, es posible encontrar inconsistencias y contradicciones entre los
elementos culturales que permiten, precisamente, entenderla dinámica
sociocultural. (pág. 172) .
Afirma la
existencia de un plano general o matriz propio de cada cultura, con capacidad
de cambio, ahora bien sin cercanía a la matriz de elección que sobre la cultura
global propone Bauman (2002) . Inmersos en esa
matriz, están los diversos elementos culturales a los que articula. Ante cualquier actuación se pondrán en juego
diversos elementos culturales, pero las decisiones varían de un grupo a otro y
aún dentro del mismo grupo.
Los elementos
culturales pueden ser propios del grupo o bien ajenos:
Son
propios, los que la unidad social considerada ha recibido como patrimonio
cultural heredado de generaciones anteriores y los que produce, reproduce,
mantiene o trasmite, según la naturaleza
del elemento cultural considerado. Inversamente, son elementos
culturales ajenos aquellos que forman parte de la cultura que vive el grupo,
pero que éste no ha producido ni reproducido. (Bonfil Batalla, 1991, pág. 173) .
En las
actuales sociedades multiculturales, con relaciones intergrupales asimétricas
de dominación-sujeción, la cultura, en sentido etnográfico incluye tanto
elementos culturales propios del grupo como ajenos. El análisis de todos los
elementos del grupo y el análisis de las decisiones del grupo sobre esos
elementos que se incluyen en su inventario. Estas incorporaciones pueden ser
voluntarias o impuestas permiten establecer cuatro ámbitos o espacios de
control cultural.
Elementos
|
Decisiones
|
|
|
Voluntarias
|
Impuestas
|
Propios
|
Cultura
propia
|
Cultura
enajenada
|
Ajenos
|
Cultura
apropiada
|
Cultura
impuesta
|
Resulta
interesante aclarar los cuatro ámbitos relacionados:
Se define la
“cultura propia” como aquella en que
se gestionan los elementos culturales propios, los que se han producido dentro
del grupo o que forman parte de su herencia cultural.
La “cultura impuesta” se establece en las
situaciones en que los elementos culturales que se deben funcionar como recurso
heurístico no son propios, ni asumidos, sino impuestos.
Un ejemplo
puede ser la enseñanza escolar (o la escuela como institución, en muchas
comunidades, todas las decisiones que regulan el sistema escolar se toman en
instancias ajenas a la comunidad (el calendario, los programas, la capacitación
de los maestros, la obligatoriedad de la enseñanza, etcétera y los elementos
culturales que se ponen en juego son también ajenos -al menos en gran medida-,
libros, contenidos de la enseñanza, idioma, maestros, etcétera). Las
actividades religiosas que desarrollan misioneros de diversas iglesias caen
igualmente en este ámbito, por lo menos durante las etapas iniciales de la
penetración, cuando el personal misionero es ajeno, los contenidos dogmáticos y
las prácticas rituales, también, y las decisiones son externas. En un campo diferente,
un stand llevado por una compañía cervecera a una feria tradicional, es otro
ejemplo de cultura impuesta. (Bonfil
Batalla, 1991, pág. 174) .
La “cultura apropiada” se produce mediante
el uso voluntario, por apropiación, de elementos culturales ajenos en la acción
diaria. Los elementos culturales siguen siendo ajenos, hasta el momento en que
el grupo sea capaz de producirlos o reproducirlos por sí mismo. Hoy, en gran
medida, y por los procesos de difusión, gran parte de la cultura de todos los
grupos es apropiada. El uso de elementos ajenos implica reajustes del sistema
simbólico y emotivo del grupo.
La “cultura enajenada” se genera en
circunstancias en las que se utilizan los elementos culturales propios, pero se
ha perdido la capacidad de decisión de utilización.
La dinámica
de los elementos culturales en relaciones interculturales, que se generan en
los cuatro ámbitos que se han examinado, se establecen en función de diferentes
procesos de alcance y amplitud sólo analizable empíricamente. Se pueden
observar situaciones de resistencia, apropiación, imposición, innovación,
supresión o enajenación.
Los seis
procesos permiten comprender la dinámica
de las relaciones interétnicas asimétricas en términos del control cultural.
Explican las transformaciones que ocurren en la cultura del grupo subalterno
como resultado de sus relaciones de subordinación; explicarían también, con los
ajustes necesarios del esquema para colocarlo desde la perspectiva del grupo
dominante, muchas de las transformaciones que ocurren en la cultura de éste.
Los cambios en la amplitud relativa y los contenidos concretos de cada uno de
los cuatro ámbitos de la cultura del grupo dominado pueden entenderse como
resultado de la acción de uno o algunos de estos seis procesos. Por supuesto,
no todos los cambios culturales obedecen a los procesos de relación
interétnica; otros resultan de factores internos, endógenos, que actúan
permanentemente en cualquier cultura. Pero aquí se colocan los primeros en el
foco central de atención porque se trata precisamente de estudiar las
relaciones interétnicas y no el cambio cultural en general que, por otra parte,
difícilmente puede entenderse, en estos casos, sin referencia al marco general de las relaciones asimétricas. (Bonfil
Batalla, 1991, pág. 187) .
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