Las cuestiones representan
para Miles y Huberman (1994; Pág. 23) “The
questions represent the facets of an empirical domain that the researcher most
wants to explore”, es decir, definen en profundidad los problemas
específicos a los que se aplican.
Se trata de enunciados con
referencia a relaciones que queremos comprobar y conceptos generados o
verificados. Teóricamente deben configurarse como un resumen de lo que el
investigador quiere hacer o, en virtud del carácter emergente de la investigación,
de lo que ha logrado hacer. Efectivamente, las cuestiones de investigación
están expuestas a modificaciones, reorientaciones y una nueva formulación a lo
largo del trabajo de investigación (Goetz, J.P. y LeCompte M.D; 1988). Al mismo
tiempo, tenemos que ser conscientes de que están influidas implícita o
explícitamente por la formación, la orientación y las experiencias personales
del investigador que modelan su interés y su pensamiento. En definitiva se
trata de la implicación subjetiva del investigador en su trabajo que se ha
convertido en uno de los focos de la investigación etnográfica. Los trabajos de
Alan Peshkin (1993) en relación con las experiencias personales del
investigador y los de Apple y Weis (1983) u Olivera Lahore (2008) respecto a su
formación confirman nuestro planteamiento. Como nos dice Flick (2007; Pág. 63):
“Las preguntas de investigación no provienen del
aire. En muchos casos su origen está en la biografía personal del investigador
y su contexto social. La decisión sobre una pregunta específica depende sobre
todo de los intereses prácticos del investigador y su implicación en ciertos
contextos sociales e históricos. Tanto los contextos cotidianos como
científicos tienen un papel aquí.”
Existe abundante
bibliografía sobre el concepto y la taxonomía de las cuestiones de
investigación. Definidas como aquellas preguntas que “delimitan la información específica necesaria para alcanzar el
correspondiente objetivo” por Trespalacios Gutiérrez, Vázquez Casielles y
Bello Acebrón (Métodos de recogida y análisis de la información para la toma de
decisiones en Marketing; 2005, Madrid, Paraninfo, Pág. 39), o como “los enunciados perfeccionados de los
componentes específicos del problema” por Malhotra (2004, Pág. 48), sirven,
fundamentalmente, al propósito de clarificar los datos que obtendremos del
trabajo de campo (Flick, 2007). En la medida en que las
cuestiones de investigación sean claras y precisas, menor será la probabilidad
de encontrarnos ante datos difícilmente categorizables y desconectados de
nuestro propósito. Pese a que “principio de apertura” reclamado por
Hoffman-Rien (citado en Flick, 2007) cuestiona, dado el carácter emergente de
la investigación, la formulación de antemano de las hipótesis, no supone el
abandono de la formulación de las cuestiones de investigación.
Debemos tener una idea
clara de las cuestiones y, al mismo tiempo, estar atentos a la posibilidad de
resultados totalmente distintos a los imaginados.
Igualmente, la formulación
de las cuestiones de investigación, y la definición del marco
teórico-conceptual en el que vamos a desarrollar nuestro trabajo, condicionarán
la decisión sobre la metodología que habremos de utilizar en la investigación y
a la vez, reducen la variedad y permiten la reestructuración del campo de
estudio.
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