Los museos norteamericanos se diferencian de los europeos
por distintos elementos:
a).-su estructura jurídica
b).-por su forma de organización
c).-por sus sistemas de financiación
d).-por el grado de inserción social
e).-por la propia concepción ontológica del museo.
b).-por su forma de organización
c).-por sus sistemas de financiación
d).-por el grado de inserción social
e).-por la propia concepción ontológica del museo.
Estructura jurídica.
La estructura jurídica se basa en la ambigüedad, puesto que
el museo está considerado como una institución pública abierta al público y al
servicio del mismo, pero al mismo tiempo se trata de un organismo privado que
goza de estatutos propios y que se autorregula.
Forma de organización.
El museo está dirigido por los denominados Administradores “Trustees”, que
componen el Consejo de Administración o Board of Trustees, que son los
verdaderos propietarios de la Institución. Se trata, habitualmente, de las principales
personalidades políticas, culturales o sociales locales, así como destacados empresarios que son los encargados
de definir las grandes orientaciones del Museo, el nombramiento del Director y
de los restantes profesionales que han de trabajar en el Museo. En definitiva
son los depositarios de la confianza del público para administrar el Museo.
Sistemas de financiación.
Los Museos americanos pueden
vender sus propias obras según el procedimiento denominado “Deaccesioning”,
siendo este hecho contrario al principio europeo de inalienabilidad de las
colecciones. También se observan algunas actuaciones de dudosa ortodoxia puesto
que los conservadores de museos suelen ser consejeros de coleccionistas
privados, sin que se planteen ningún tipo de problema desde la deontología
profesional.
El director suele proceder del campo del arte, de la historia o de la ciencia, de acuerdo con el contenido del museo. En el caso de los grandes museos comparte su labor con un presidente asalariado, aunque lo más frecuente es que este asistido por un gestor responsable administrativo y financiero o por directores adjuntos que se encargan de la administración, el marketing, las finanzas y los programas.
El director suele proceder del campo del arte, de la historia o de la ciencia, de acuerdo con el contenido del museo. En el caso de los grandes museos comparte su labor con un presidente asalariado, aunque lo más frecuente es que este asistido por un gestor responsable administrativo y financiero o por directores adjuntos que se encargan de la administración, el marketing, las finanzas y los programas.
Comencemos con las fuentes externas de
financiación que pueden ser privadas o públicas.
Entre las primeras destacan, en primer lugar, aquellas provenientes de particulares que representan un 90% de los ingresos obtenidos por esta fuente privada. Esta participación directa de personas privadas se hace a través de donaciones y legados, es un rasgo distintivo de los Museos americanos, muestra de la apertura del museo hacia la sociedad y a la propia comunidad, al tiempo que le ofrece multiplicidad de servicios.
Entre las primeras destacan, en primer lugar, aquellas provenientes de particulares que representan un 90% de los ingresos obtenidos por esta fuente privada. Esta participación directa de personas privadas se hace a través de donaciones y legados, es un rasgo distintivo de los Museos americanos, muestra de la apertura del museo hacia la sociedad y a la propia comunidad, al tiempo que le ofrece multiplicidad de servicios.
Una de las causas de estas donaciones es la concentración de
grandes patrimonios y fortunas en determinadas familias como los Mellon,
Guggenheim, Rockefeller o Getty, entre otros, cuyas diversas motivaciones de
tipo altruista, de satisfacción personal, presión social o deducción fiscal,
les han llevado directamente a participar en la creación de museos.
Las Fundaciones constituyen la segunda fuente privada de
financiación, con una participación del 5,7%. Ahora bien, ofrecen a los museos
una financiación a muy largo plazo y apoyan proyectos concretos, como por
ejemplo la Getty Trust que desarrolla, en el campo de los museos, diversos
programas de educación artística, restauración y formación.
La tercera vía privada de financiación se realiza a través
de las empresas, siendo su actuación más frecuente la de “sponsorship”, en las
exposiciones temporales que tienen lugar frecuentemente en los museos
americanos, o en otras actividades puntuales.
La última de las fuentes externas la representan las
aportaciones del sector público. Éste participa con el 15% del presupuesto de
las instituciones culturales americanas y se materializa a través de las
Agencias Federales, que se basan en la colaboración entre el Estado Federal y
el sector privado a través de los Estados Federales y los Municipios. Entre
estos últimos destaca la ciudad de Nueva York, cuya administración potencia
este tipo de instituciones y actividades culturales.
Las fuentes internas de financiación se basan en las
dotaciones de capital “Endowments”, en los derechos de entrada y en las
actividades comerciales.
Los “Endowments” consisten en una dotación de capital
financiero que es empleado en el mercado de valores como si se tratara de una
empresa privada comercial. El examen de evaluación de estas dotaciones de
capital en los presupuestos de los museos y el análisis de las políticas de
utilización seguido por sus responsables financieros hace que se tome
conciencia de la importancia de la función financiera en los museos americanos
que constituye una particularidad especialmente interesante para un futuro
estudio del fenómeno.
Las rentas de estas dotaciones de capital representan entre
el 10 y el 20 por ciento del conjunto de ingresos de los museos, según opinión
de la Asociación Americana de Museos. Se requiere la presencia de managers profesionales
que gestionen estos activos financieros.
En cuanto a los derechos de entrada podemos afirmar que,
aunque en su origen los museos americanos estaban abiertos libremente al
público siguiendo los preceptos de los filántropos del siglo XIX, en la
actualidad son raros los museos que no cobran derechos de entrada.
Sobre la gratuidad de los museos existen dos opciones: la
utilitarista y la humanista. La primera sostiene que, puesto que el museo
aporta un servicio al visitante, éste debe pagar el precio de su consumición
personal. La segunda, por su parte, estima que los museos constituyen un
servicio público que no debe pagarse obligatoriamente, aunque si se podría
realizar una contribución voluntaria.
Y aquí podemos introducir una pregunta ¿dado que las
contribuciones voluntarias son donaciones y son deducibles de impuestos, y a su
vez el museo, tampoco está obligado a incluirlas entre sus fuentes de
financiación que están sujetas a repercusiones fiscales?. Tales donaciones no
vendrán a ser una especie de entrada encubierta. No obstante, existen algunas
excepciones en las que no se establece ningún tipo de precio o donación como la
del Museo Getty o la Smithsonian Institution.
En cuanto a las actividades comerciales hemos de señalar que
responden, por una parte a las demandas del público y, por otra, a una
necesidad económica que adquiere una importancia mayor en la financiación de
los museos americanos que en los europeos. Dentro de estas actividades
comerciales hay que mencionar las boutiques o tiendas cuya función es la de
prolongar la experiencia de la visita.
Podemos afirmar que el sistema de financiación americano se
caracteriza por la multiplicidad de fuentes a las que recurre, constituyendo un
proceso dinámico. Mientras algunas fuentes llegan a la madurez o se inicia su
agotamiento, se hace necesario buscar nuevas vías con la consiguiente pérdida
de tiempo y energía para los responsables del museo, llegando en ocasiones a
desviar su actividad de las verdaderas funciones del puesto.
Grado de inserción.
Los actos culturales, cursos, hora del museo, a lo largo de
la cual se lleva a cabo una labor educativa en coordinación con las escuelas.
Aprovechando los días libres, se estructuran los escolares en grupos, y ya en
el museo comienzan los “Museum games”.
En cuanto a sus servicios, no existe prácticamente un museo
norteamericano que no posea biblioteca, auditorio musical o un pequeño teatro.
Conclusiones.
Así pues, el modelo americano de museo puede concretarse en
las características siguientes.
1.
Desarrolla una financiación imaginativa.
2.
Gran atención a los visitantes.
3.
Participación de voluntarios.
4.
Atención especial a los servicios educativos.
5.
Desarrollo de programas comerciales.
6.
Gran importancia de los sistemas de comunicación y
marketing.
Este sistema responde al estado particular de las
estructuras culturales, políticas y económicas de la sociedad americana.